El Centro Cultural de la Ciencia y el programa “Numérica”, una propuesta para capacitar en informática a chicas de 16 a 18 años con la finalidad de acercarlas a una educación para las distintas disciplinas científicas.
Argentina tiene más del 50% de mujeres trabajando en distintas disciplinas científicas; sin embargo, cuando empezamos a mirar en detalle, pregunto: ¿cuántas mujeres participan en Física, o en Química, o en Ciencias de la Computación? Y cuando las miramos en el nivel de las carreras, ¿cuántas de ellas acceden a un liderazgo en el sistema científico y tecnológico?
En estos temas tenemos que seguir trabajando. Por ejemplo, desde el Centro Cultural de la Ciencia, junto con la fundación Sadosky – que busca potenciar las capacidades informáticas del sector científico y educativo y la Fundación Banco Nación, trabajamos en el desarrollo de cursos y aprendizajes en Ciencias de la Computación que es una de las áreas en las que se anotan muy pocas chicas: menos de un 20%. Este es un dato que queremos revertir.
Por esto, desde el Ministerio de la Ciencia abrimos este año las inscripciones para el programa “Numéricas”, una convocatoria para chicas de 16 a 18 años que tiene por objetivo brindar un acercamiento a la programación, la seguridad informática, el desarrollo de videojuegos y la ciencia de datos desde sus principios más elementales. Queremos ver qué pasa, porque hay muchas profesoras comprometidas con esta propuesta que necesita de la presencia de mujeres.
Para que la participación sea amplia
En el impacto de los saberes en la sociedad hay que buscar las oportunidades de participación en la cultura científica, entendiendo la ciencia como parte de nuestra cultura también. Y no exenta de debate. Nuestro objetivo en muchas de las propuestas que llevamos adelante es habilitar espacios de discusión y participación que son relevantes para nuestra vida cotidiana. Cuántas decisiones están atravesadas por algún aspecto de la ciencia o la tecnología. El ejemplo más grande fue en la pandemia. O también el ejemplo de la exhibición “Océanos. Volverse Azul” que estuvo varios meses en el centro cultural de la Ciencia, y que hicimos en colaboración con 18 científicos extraordinarios de todo nuestro país. El espacio se ofreció entonces para aportar una reflexión y entender no sólo donde está el Mar Argentino, sino cómo producimos y que consumimos reflexionando que nuestro mar, es también parte de nuestra vida cotidiana.
No hay una receta para trabajar en educación estos temas. Quizás sea una obviedad, pero los museos son espacios para el aprendizaje. Es importante que se potencie la alianza entre escuelas y museos, o entre profesionales de los museos y los equipos docentes. En mi caso, se trata de la educación en ciencia y tecnología. Pero en otras áreas también podemos colaborar con distintas formas de llevar adelante los aprendizajes, apoyándonos mutuamente, y explorando oportunidades.
El Centro Cultural de la Ciencia (C3) comunica la ciencia de manera muy disruptiva. El año pasado se trabajó una ampliación interactiva del libro de Pablo Bernasconi; “El infinito” y sus ideas eran una verdadera obra de arte. Somos un equipo de 44 personas, y la nuestra es una búsqueda permanente. Como directora de este espacio considero que, para la comunicación pública de las ciencias, parte de la receta es con otros. Es una alianza en colaboración con artistas y tendiendo puentes. En la mayoría de los casos trabajamos con escuelas, y los docentes son nuestros socios. Desde este punto de vista, discutimos y pensamos con otros. Y la comunidad científica siempre está participando; sobre todo porque la comunicación de la ciencia tiene como característica que es multidisciplinaria. Por eso, lo más interesante es trabajar con distintas personas.
Guadalupe Díaz Constanzo
Doctora en Ciencias de la Educación por la UBA. Es Prof. de Nivel Medio y Superior y también en posgrado de Tecnología Educativa y didáctica. Facultad de Filosofía y Letras UBA. Co-Directora del proyecto de investigación: "Prácticas de la enseñanza rediseñadas en escenarios de alta disposición tecnológica, compresión de tiempo y espacio y cambio institucional". Actualmente desarrolla videojuegos educativos. Autora de los libros “Imaginar con Tecnologías”. “Relaciones entre tecnologías y conocimiento” (2006), “La Escuela de las Pantallas” (2017), entre otras publicaciones.
