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Caminando hacia una pastoral de mujeres

¡Somos muchas! expresa Valeria Bozitkovic, referente de la Acción Católica de Rosario. Testimonio de una convocatoria a mujeres de movimientos e instituciones de la Iglesia.

“El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu” (Juan,3-8)

Así nace la idea de trabajar en un espacio de Mujeres en la Arquidiócesis de Rosario, sin pensarlo mucho, sin planificarlo, pero guiadas por el Espíritu Santo. 

Hace poco menos de un año, en una charla con Mons. Eduardo Martín, Arzobispo de Rosario, le comenté que habíamos acompañado a un grupo de nuestras jóvenes a la Marcha Ni Una Menos, expresando que se nos hace muy difícil como mujeres de Iglesia poder apoyar algunas causas justas, ya que muchas veces estos reclamos se ven teñidos con ideologías y valores contrapuestos. 

Entonces, monseñor Eduardo, haciéndose eco del pedido del Episcopado, nos motivó a empezar un camino de encuentro y a fomentar un espacio de participación para las Mujeres de la Iglesia donde puedan expresarse, compartir, ser escuchadas.

Sin pensarlo demasiado y con el corazón inquieto, comenzamos a ponernos en contacto con mujeres de otras diócesis; algunas con un camino ya recorrido, otras – como nosotras – dando los primeros pasos, y otras soñando aún con empezar a caminar. Teníamos una página en blanco y aunque sin saber muy bien cómo avanzar, teníamos la certeza de que una puerta se estaba abriendo y que eso ya era importante.

Fuimos convocando a mujeres de otros Movimientos e Instituciones, intentando en primera instancia escucharnos y tejer redes entre quienes trabajamos en la Iglesia…  descubrimos ¡que somos muchas!

El Papa Francisco ha repetido en reiteradas oportunidades que no tenemos que caer en la tentación de “dar respuestas a preguntas que nadie nos está haciendo”, por lo que consideramos que el primer paso -que aún estamos dando- era saber qué pensaban, qué sentían, qué necesitaban las mujeres de la Iglesia, niñas, jóvenes y adultas. 

Muchas veces escuchamos hablar de “las mujeres en la Iglesia” pero, ¿cuántas veces escuchamos “a las mujeres de la Iglesia”? Y vale aclarar que no se trata de generar una lucha de poder, ni querer ocupar espacios, tampoco de subirnos a una moda feminista o querer parecer modernas, se trata simplemente de vivir en plenitud nuestro bautismo, ese bautismo que nos hace Hijos de Dios e iguales en dignidad, se trata de poder participar de todos los espacios que como laicas podemos participar y de que nuestra voz sea no sólo escuchada, sino tenida en cuenta y valorada.

En resumen, se trata nada más que de llevar a la práctica lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia: “Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo” (1279).

Me gustaría contar, a modo de ejemplo, una situación particular que reforzó la idea de lo necesario que es contar con un espacio de esta índole. En un encuentro, siempre en el marco de la escucha, fue surgiendo el comentario de que -luego de la pandemia- muchas mujeres mayores han dejado de asistir a Misa. El temor a los contagios, sumado a la inseguridad que acecha a nuestra ciudad, ha hecho que, por miedo, ellas ya no se acerquen a las parroquias. Muchísimas mujeres de comunión frecuente, incluso diaria, se han encontrado de un día para otro sin poder recibir a Jesús Sacramentado. Y si bien es cierto que la gran mayoría de las Parroquias cuentan con Ministros de la Eucaristía para poder atender estas situaciones, muchos de ellos son hombres y nuestra realidad marca que una mujer mayor, que vive sola, probablemente no se sienta cómoda recibiendo en su casa a un hombre, aun cuando venga de la Parroquia.

En este contexto, estamos trabajando en preparar un material para invitar a los párrocos a pensar en estas situaciones y poder ofrecer que sea una mujer quien pueda llevar la Comunión. Sabemos que es un paso pequeñísimo, apenas un intento de avanzar, pero si con esta iniciativa al menos una mujer puede volver a encontrarse con Jesús Eucaristía… sabremos que vamos por el buen camino.

Tenemos muchas ideas, muchas propuestas y confiamos plenamente en que el Espíritu nos guía. Tenemos mucho por decir y expresar, y necesitamos un lugar donde hacerlo.

Ya en el año 2020, Francisco afirmaba: “…hemos de promover la participación de las mujeres en los lugares donde se toman las decisiones importantes. Recemos para que en virtud del bautismo los fieles laicos, y las mujeres de una manera especial, participen más en instancias de responsabilidad de la Iglesia”.

Es momento de empezar a trabajar por ello.

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