En ocasión de la Consulta Nacional para el tratamiento de una Ley de Discapacidad, entendemos que es una oportunidad más que propicia para reflexionar sobre nuevos paradigmas y acerca de la actual situación de la modalidad de Educación Especial en nuestro país. Una reflexión de Andrés Reale, director del Instituto Génesis en colaboración con la Licenciada Liliana Avanzato.
Consideramos necesario que la futura ley responda a una nueva concepción alineada con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad con rango constitucional desde 2014. La nueva ley de discapacidad no debe perder su característica de marco general. La operatividad de la misma debe ser responsabilidad de las diferentes provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según sus posibilidades y recursos.
Significa dejar atrás un modelo donde las personas están signadas por un diagnóstico médico que se convierte en su destino. Y desde este punto de partida avanzar hacia un paradigma que reconoce las barreras del entorno hecho para una mayoría que excluye las minorías, en general y a las personas con discapacidad, en particular. Entendemos que la discapacidad es una cualidad de la persona que condiciona el punto de partida, pero de ninguna forma debería limitar su punto de llegada.
La Ley referirá a distintos campos a ser regulados dentro del paradigma social de la discapacidad. Uno de ellos es la educación; que, junto con la salud, son prioritarios a la hora de asegurar derechos desde el inicio de la vida. Esto no implica desconocer sus necesidades específicas negando en la práctica el derecho a aprender. No todos aprendemos del mismo modo ni en los mismos entornos educativos. La errónea interpretación del espíritu de la Convención, nos está llevando en educación formal, a unificar lo diverso en una única propuesta educativa. Entender que “el sistema general de educación” significa exclusivamente escuela común/regular, lleva en la práctica cotidiana a negar el derecho de las personas con discapacidad a recibir educación dentro del sistema educativo, en escuelas de la modalidad de Educación Especial. Las cuales cuentan con personal docente formado, capaz de llevar adelante propuestas específicas en función de ampliar capacidades.
Con varios años de experiencia de inclusión en escuelas comunes, donde se busca solamente la socialización, se les niega el derecho a aprender. Entendemos como sistema general de enseñanza, al sistema educativo con todas sus modalidades concretadas en escuelas cuyos/as docentes y personal de apoyo a la enseñanza, han sido formados/as en las estrategias propias y específicas para enseñar y lograr el aprendizaje de los/as alumnos/as.
Sostenemos el derecho indelegable de las familias a elegir la mejor propuesta para sus hijos e hijas. Este no puede ser negado por posturas fundamentalistas a costa de las personas a las que se les debe reconocer el derecho esencial a la educación. A partir de la Resolución del Consejo Federal de Educación 311, hemos avanzado en la ampliación del concepto de inclusión escolar.
En cuanto a la formación docente el cambio de paradigma que se busca plasmar en la nueva ley, no es posible si no se concreta una formación específica de los/as docentes de todos los niveles educativos involucrados, tanto en la Educación Común, como en la modalidad de Educación Especial. Esto no se agota en la comprensión del paradigma social de la discapacidad, sino que debe implicar profundidad en la enseñanza de la didáctica tanto en los profesorados como en la formación docente continua.
La modalidad Educación Especial está consagrada en la Ley Nacional de Educación y es reconocida por el Consejo Federal de Educación. Se caracteriza por la flexibilidad de sus planes, que se adaptan a los requerimientos educativos de las personas con discapacidad en edad escolar. Dentro de los logros que se han alcanzado a partir de la formación impartida en las escuelas de Educación Especial podemos nombrar.
- La inserción de más de 6.000 estudiantes provenientes de procesos de inclusión en escuelas comunes donde el aprendizaje no se había logrado.
- La formación y capacitación laboral juvenil que ha permitido que un gran número de egresados y egresadas trabajen en empresas e instituciones.
- La participación en torneos deportivos de diferentes especialidades. En las cuales se destacan las Olimpíadas Especiales auspiciadas por la Fundación Kennedy y por asociaciones intermedias que nuclean a las escuelas de Educación Especial (como Geeeba y Aiepesa, entre otras)
- La cooperación en campañas solidarias para favorecer a los colectivos poblacionales más desfavorecidos en diferentes provincias como Tucumán y Corrientes.
- El sostenimiento de comedores de barrios populares.
- La participación activa en campañas de ayuda humanitaria ante desastres naturales a través de la Fundación Sí y de la Red Solidaria.
Con relación a los fondos que sostienen a estas escuelas, los mismos son recibidos a través de APE SUR y son destinados a las Obras Sociales para ser distribuidos entre más de 700 prestadores en un plazo de dos meses. Cabe destacar que el personal docente se establece en una relación de dos profesionales por cada un/a estudiante.
Además, estas escuelas realizan importantes inversiones para asegurar la calidad de la infraestructura edilicia cumpliendo con los requerimientos municipales y de “Escuelas Seguras”.
Sin embargo, la REALIDAD es que dichos aportes tardan seis meses en llegar a sus verdaderos destinatarios que son las personas con discapacidad. Nuestro país sufre un proceso de aceleración inflacionaria del 70% anual, por lo que la situación económica de dichas escuelas es crítica.
El apoyo a las escuelas de Educación Especial de Gestión Privada, no sólo contribuye a la implementación de políticas educativas que garanticen la inclusión de calidad, sino que también constituyen un ahorro financiero y económico para el Estado. Ya que la escuela privada asume pagos e inversiones entre los que se encuentran; el pago de salarios a docentes y no docentes, las cargas sociales, el mantenimiento de la infraestructura y el pago de impuestos asociados.
Por último, entendemos que todas las personas que se comprometen con la educación de niños, niñas y jóvenes deberían comprender que las escuelas de Educación Especial pertenecientes al sistema educativo, actúan como promotoras del desarrollo humano, de la mano de especialistas en la didáctica de la enseñanza y del aprendizaje para las personas con diversidad funcional y cognitiva. Siendo capaces de formarlos e insertarlos, en muchos casos, en el mundo de trabajo cada vez más complejo.
En definitiva: “Las escuelas de educación especial incluyen… pedagógicamente, socialmente, deportivamente y laboralmente. En síntesis, formamos ciudadanos libres y pensantes”. andres.reale@institutogenesis.org