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La evaluación como oportunidad

La Magíster Graciela Cappelletti, es una experta en el tema y plantea qué preguntas habría que formularse y cómo aproximar modos de respuesta.

Llega el final de año, pero, habitualmente en las escuelas estamos signados por los tiempos de la evaluación: hay una agenda a la cual responder, y unos modos habituales de hacerlo. 

Hoy, el escenario es diferente, la pandemia estructura un nuevo contrato educativo. No es más lo de siempre: a los maestros, profesores y escuelas nos proponen un modo de acompañar las trayectorias de los estudiantes. Nuevas normativas federales y jurisdiccionales configuran unas ¿nuevas? reglas. Con la intención de acompañar esos procesos, pienso en voz alta y comparto cuatro pensamientos.

1. “Se trata de un recorrido”

Evaluación, enseñanza y aprendizaje no son procesos que se dan por separado. Pero en ocasiones nos referimos a ellos como si lo fueran… Y nos apremia el momento de evaluar, de diseñar una prueba, de calificar… Y para el caso de la escuela secundaria, con mayor frecuencia, de analizar la aprobación. La primera afirmación en este pensamiento es la idea de considerar que se trata de un recorrido. En este punto, en estos tiempos, nos detenemos para dar cuenta de los aprendizajes construidos. Por primera vez para muchos de nosotros se trata de poner el foco en ese recorrido y en los logros, NO en la calificación. Esto no es solamente una definición técnica. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? ¿Podremos modificar nuestras prácticas habituales? ¿Nos es posible poder mirar desde otro lugar?

2. “Narrar el camino del estudiante”

La primer afirmación-pensamiento en construcción- nos lleva a la segunda. ¿Cómo lo hago? Esta pregunta es claramente práctica, atiende al modo. El modo habitual suele estar definido por el diseño de uno a varios instrumentos de evaluación que nuestros estudiantes resuelven y nos permiten recoger evidencias de sus aprendizajes.

 ¿Y en tiempos de pandemia? La pregunta acerca de cómo hacerlo me remite a dos cuestiones:

La primera: ¿Por qué diseñar un instrumento (o más de uno)? 

Es posible revisar el recorrido volviendo a mirar las producciones realizadas, o los intercambios virtuales si es que tuvimos la posibilidad de realizarlos. Narrar el camino del estudiante. Analizar sus logros, acompañar lo que todavía no alcanzó. Narrar en el sentido total de la palabra.

La segunda: cabe la pregunta ¿Quién narra? Si proponemos a nuestros estudiantes que ellos sean los que elijan las producciones que consideran que dan cuenta de sus evidencias de aprendizaje, estaremos favoreciendo tanto una práctica metacognitiva y rompiendo la hegemónica perspectiva de la evaluación en la que siempre es el maestro o maestra el que señala los logros o las dificultades. Y aquí encuentro, en este pensamiento, una oportunidad maravillosa no solamente para que nuestros estudiantes aprendan reflexivamente sino para aprender como docentes de esta nueva posición.

3. “No alcanza con hacer un promedio y colocar una calificación”

Se trata de hacer foco en alguna sugerencia que acompañe la mejora del ‘próximo trabajo’”

 La pandemia, la virtualidad, la distancia, nos desafía a ofrecer retroalimentaciones. Esta vez no alcanza con hacer un promedio y colocar una calificación. Esta vez nos preguntamos cómo acompañar de un modo diferente. Diferente en el canal del mensaje, diferente en el modo de ofrecerlo. Nos solicitan devoluciones cualitativas (¡lo celebro!). ¿Cómo puedo aprovechar esta oportunidad para que mis estudiantes además de comprender en qué momento del recorrido de aprendizaje están, puedan sentirse acompañados en cómo seguir? De eso se trata evaluar para aprender. La mirada no es solamente “hacia atrás” en el proceso, sino que se trata de hacer foco en alguna sugerencia que acompañe la mejora del “próximo trabajo”. Con amorosidad, refiriendo a logros específicos y realizando alguna sugerencia específica. Tenemos la oportunidad de andamiar los aprendizajes de los estudiantes sin la presión de la calificación… ¿podremos hacerlo?

4. “La evaluación en tiempos de pandemia no solo nos interpela a los docentes. También a los estudiantes y a sus familias”

Estos pensamientos me llevan a una dimensión que también me moviliza. La evaluación en tiempos de pandemia no solo nos interpela a los docentes. También a los estudiantes y a sus familias, que día tras día, trimestre tras trimestre han transitado una modalidad diferente de evaluación. Pienso que es necesario comunicar a cada uno de ellos nuestras decisiones acerca de cómo evaluamos hoy, y porqué es conveniente hacerlo de este modo. Involucrar a los estudiantes y a las familias, contarles lo que hacemos y porqué lo hacemos. Construir o reconstruir ese vínculo. Esto también es una oportunidad.

Fuente: Graciela Cappelletti es Especialista y Magíster en Didáctica (UBA) y Doctora en Educación por la Universidad de San Andrés.  Profesora universitaria e investigadora. Trabaja en temas de currículum, enseñanza, evaluación y formación docente. Es autora de varios libros, entre ellos: “La evaluación como oportunidad”, Paidós, 2017, donde plantea esta reflexión.

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