En este número seguimos profundizando en el documento de trabajo producto del itinerario del dialogo hacia un Pacto Educativo Argentino.
En esta oportunidad nos toca reflexionar sobre la organización escolar, en línea con dotar de mayor centralidad y autonomía a las escuelas.
En este sentido, el documento refiere a algunas cuestiones tales como la necesidad de replantear las plantas orgánico funcionales para atender a una mejor calidad educativa , incorporando personal de apoyo y el trabajo en parejas pedagógicas u otras variables para fortalecer la atención de trayectos didácticos o estrategias particulares, la organización del servicio escolar en forma articulada, la interacción y articulación de niveles, la búsqueda de esquemas de fortalecimiento del rol de las familias promoviendo su cercanía y participación en el proceso educativo y otras estrategias que permitan dar mejor respuesta a la realidad donde nuestras escuelas están insertas.
Muchas veces hemos observado proyectos y propuestas muy loables que fracasan ante la imposibilidad de llevarlas a cabo sin cambios profundos en la organización escolar.
Aun políticas publicas bien intencionadas y en las que en principio muchos acuerdan, resultan de imposible cumplimiento si no se asumen otras cuestiones que no refieren a contenido curricular ni cuestiones académicas sino de organización de la unidad educativa
Frente a este desafío, les ofrecemos reflexionar a través de las notas de esta publicación en distintas experiencias que han sabido mirar la organización de otra manera, se han animado a repensar los roles, salir del “siempre se hizo así” para pensar desde otro lugar.
En esta reflexión cabe aquel principio que nos recordara el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “la realidad es superior a la idea” y porque no también que “el tiempo es superior al espacio”, tan presente en el proceso educativo. Como alguna vez ya hemos expresado, el desafío es animarnos a repensar a partir de las realidades en las cuales nuestras escuelas están encarnadas, organizaciones que respondan a las necesidades propias de cada comunidad, aportando al sistema la riqueza de la diversidad de carismas y proyectos.
