En este número concentraremos la reflexión en dos temas. Por un lado, seguiremos profundizando sobre los desafíos que el Papa nos propone en el Pacto Global Educativo, abordando la relación Familia – Escuela. Por el otro, en este mes en que se celebran el día del maestro y el día del profesor, reflexionaremos sobre el rol del docente en los tiempos actuales

En ocasión de reunirse con la Asociación Italiana de Padres[1], el Papa Francisco les decía sobre la decadencia del pacto educativo Familia- Escuela: “La familia ya no aprecia, como hace tiempo, el trabajo de los maestros – a menudo pagados mal-  y éstos sienten como una intromisión molesta la presencia de los padres en las escuelas, terminando por dejarlos al margen o por considerarlos adversarios” e invitaba a superar esta situación con generosidad, «… la familia necesita ser valorada en el nuevo pacto educativo, puesto que su responsabilidad ya comienza en el vientre materno, en el momento del nacimiento. Pero las madres, los padres, los abuelos, y la familia en su conjunto, en su rol educativo primario, necesitan ayuda para comprender, en el nuevo contexto global, la importancia de esta temprana etapa de la vida, y estar preparados para actuar en consecuencia«.

En la Exhortación “Amoris laetitia“ ya señalaba: “La escuela no sustituye a los padres sino que los complementa” (N° 84), porque para una educación integral de nuestros hijos es necesario la colaboración de todos los miembros de la comunidad educativa.

Hoy los docentes deben enfrentar un sin número de desafíos, nuevas circunstancias, nuevas realidades sociales y culturales, el impacto de nuevas tecnologías. Frente a ellas el Papa nos invita a cultivar la personalidad de quienes han sido puesto en nuestro camino, “transmitan con su ser un estilo, una certidumbre. No sucumban ante la tentación de prorratear la Verdad. Enseñen a amar como Jesús, muestren el esplendor de la verdad que aparece, para el que sabe ver, emergiendo en cada rincón de la naturaleza o en las obras de los hombres. Forjen ideas luminosas para que, apropiándoselas, orienten a los jóvenes, niños y niñas por los campos de la vida. Ayuden a generar lazos y vínculos con las personas y lugares, porque se crece alimentando pertenencias.”

[1] Audiencia a la Associazione Italiana Genitori, 7 de septiembre de 2018