Sigamos preguntándonos…
“Sobre cómo tiene que ser la escuela del siglo XXI o pistas para emprender caminos alternativos”. Escribe la doctora Cristina Carriego. Directora Pedagógica de la Dirección General de Educación de Gestión Privada. Ministerio de Educación de CABA.
Necesitamos una acción personal y también colectiva, ofrecer una experiencia humanizante y no solo de preparación para el éxito individual en mercados de trabajo.
Cabe imaginar que en los próximos 100 años los saberes instrumentales irán cambiando, por lo que las habilidades transversales básicas como la lectura y la escritura, y la capacidad de seguir aprendiendo serán recursos claves para la inclusión social. ¿Cómo puede contribuir la escuela al aprendizaje que deberá producirse en los 80 años posteriores a la educación obligatoria? Aprender más allá de los espacios escolares seguramente requerirá:
– Identificar los propios dones y las pasiones que nos motivan y movilizan
– Ser parte de grupos colaborativos para aprender de otros y con otros
– Tomar decisiones
– Organizar el tiempo en función de prioridades
– Trabajar en forma sistemática y organizada
– Sostener el esfuerzo durante tiempos prolongados
– Sobreponerse a la frustración.
La contemplación de los signos de los tiempos requiere también despejar los prejuicios frente a las minorías, sobre todo hacia aquellas que estuvieron calladas, y reclaman por su dignidad y derechos. La educación será inclusiva o no será y esto requiere una renovación de las culturas, las políticas y las prácticas para dar cabida a todos/as, como también del compromiso de eliminar los obstáculos que impiden esa posibilidad (Unesco, 2005).
Tamaño desafío tienen las escuelas por delante. ¿Por dónde comenzar? Seguramente cada escuela habrá iniciado este camino de reconversión. Cada comunidad tiene su propio punto de partida respecto a su acción frente a los signos de este tiempo. La transformación será posible si las escuelas se definen como comunidades de cambio, desde el protagonismo de sus actores como corresponsables en la escucha de las necesidades de cada contexto, desarrollando liderazgos, promoviendo la profesionalidad, generando diálogo, y asumiendo la autonomía necesaria para gestar nuevas experiencias formativas junto con las familias.
Escuchemos lo que nuestros/as niños/as y jóvenes dicen, veamos lo que necesitan hoy y también lo que necesita nuestro mundo común. Sigamos preguntándonos por el sentido de la experiencia escolar y no tengamos temor a pensar organizaciones educativas alternativas, contraculturales y desorganizadoras. No hay un único camino posible. Hay mucho por ganar y muy poco para perder.

Cristina Carriego
Cristina Carriego dedicó más de treinta años a trabajar en escuelas de diferentes contextos, y luego en cargos de gestión escolar. Se desempeñó como vicedirectora en el colegio Pestalozzi, y luego como directora en el colegio Madre Teresa de Virreyes. Sus tesis de maestría y doctorado intentaron unir la práctica, la teoría y la investigación educativa y enriquecer estos mundos que suelen estar disociados. Es autora de publicaciones como "Mejorar la escuela. Una introducción a la gestión pedagógica de la Educación Básica" (FCE), “Gestión Institucional” (Fe y Alegría), "Los desafíos de la Gestión Escolar" (La Crujía).