Los invito a cerrar los ojos y pensar en nuestras propias trayectorias escolares. Inmediatamente vienen a nuestra mente la figura de alguno o algunos de nuestros maestros y profesores. Son esos que han marcado nuestra vida, que han dejado huella.
Esos docentes, nuestros maestros, fueron sembradores de conocimientos, de saberes, de valores, pero fundamentalmente de esperanza. Ellos conocían a cada uno de sus estudiantes por su nombre, nos reconocían por lo que éramos, pero principalmente nos ayudaron a soñar con lo que podíamos ser, nos acompañaron en la construcción de nuestro proyecto de vida.
Día a día, son muchos los docentes que, en las aulas, ponen en juego su creatividad buscando nuevos caminos para enseñar y para que sus alumnos aprendan.
En tiempos en que la sociedad pareciera priorizar el conflicto, volvamos a recordar las reglas de convivencia que aprendimos en la escuela, de nuestros maestros: el respeto por el otro, la posibilidad de diálogo, el valor de la palabra.
Necesitamos más sembradores de esperanza, más constructores de paz, necesitamos más maestros.
¡GRACIAS A TODOS Y CADA UNO!!!!
¡FELIZ DIA!!!
Adrián Alvarez
Presidente de Consudec