Tiziano, pintor renacentista, testimonia en su obra más espectacular el misterio de la Asunción de María y lo enseña todo, desde el arte.
“La Asunción de la Virgen” el cuadro que Tiziano pintó entre 1516 y 1518 para la iglesia de Santa María del Frari en Venecia, habla de este misterio y tradición, confirmado como dogma de fe por el papa Pio 12, en pleno siglo 20.
“Asunción” significa asumir, tomar un cargo, un puesto; o también, tomar a una persona. Cristo después de su muerte y resurrección subió a los cielos por su propia cuenta; por eso se habla de “ascensión” de Jesús. En cambio, cuando su madre terminaba la etapa de su vida terrenal, fue tomada: “asunta” subida a los cielos. Son palabras semejantes, pero no se deben confundir. Así lo expresa Tiziano, pintor italiano desde su cuadro más espectacular, la “Asunción de María” un óleo sobre madera de gran tamaño que alcanza 6,90 metros de alto por 3, 60 de ancho, que se encuentra en la ciudad de Venecia.
Esta obra hizo muy popular al pintor renacentista. Al principio causó tanta admiración como reticencia, dicen los historiadores. Según algunas fuentes, a la ceremonia de inauguración de la obra fue un representante del emperador Carlos V quien pidió a los frailes, que dudaban de la calidad de la pintura, que se la vendieran si alguna vez se decidían a quitarla. Sin embargo, quedó allí resguardo, el tiempo reveló a las personas que el pintor Tiziano calculó hasta los más mínimos detalles.
La composición se divide en tres espacios; la superior con Dios Padre esperando a María para recibirla en su seno. La del medio, donde se puede ver a la Virgen con una corte de ángeles querubines y la inferior, donde están los apóstoles contemplando el episodio de la Asunción. Pero Tiziano une los tres espacios con gran maestría, por ejemplo, usa el color rojo para las vestimentas y también al iluminar de la misma manera el cielo y la zona terrenal sin hacer variaciones: los gestos de las figuras, los brazos de los apóstoles mirando hacia arriba, el querubín que aparece a su lado y la mirada de la Virgen hacia Dios Padre, quien a la vez mira hacia abajo.
Tiziano recurre a un triángulo para marcar la zona terrenal y un círculo en la celestial, participando la Virgen en ambos mundos, que indica su calidad de intercesora para el ser humano en su salvación.
Fuente: AULARTE. Aula contemporánea de arte y cultura. Youtube.