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Editoriales

Razón y afectividad

P. José Alvarez
Presidente del CONSUDEC

Vértigo, imprevisto, sorpresa, riesgo, adrenalina, parecen ser palabras que violentan la actividad organizativa escolar, parecen ser extrañas y nocivas a planificación y programación de nuestras instituciones. Sin embargo son aquellas que corresponden a un estado en que el hombre se reconoce vivo.

Durante años el hombre ha considerado que la  actividad intelectual y el uso serio de la razón se encontraba entorpecidos  por el sentimiento, o aquello que pueda involucrar la razón con  la afectividad humana. <Es mas científica metodologicamente una razón libre>. En la película Patch Adams sobre los payamedicos , el director del hospital dice a los alumnos que los pacientes colocan sus vidas no en mano de otras personas, sino en manos de la ciencia. Indicando que ellos no debían involucrarse con los pacientes personalmente, solo aplicar la ciencia. Parece el reflejo de una actitud educativa que ha divorciado al hombre de si mismo. El hombre no es un todo, sino solo un aspecto fragmentado del resto puede dar respuesta eficaz a los problemas serios de la vida.

Aplicado a la actividad escolar, una educación que apunta solo al desarrollo intelectual y científico, y que desecha aún formativamente la totalidad del hombre, no tarda en caer en el fracaso. El que nos hizo nos hizo para que funcionemos como una unidad, el sentimiento humano no es algo negativo en el hombre, aún en su capacidad de conocer. El sentimiento humano es como unas gafas puestas en el hombre para ayudarlo a conocer mejor la realidad, esas gafas si están poco potenciadas provocarán un relación lejana poco cierta de lo que el hombre tiene delante, pero un sentimiento desenfrenado demasiado aumentado puede provocar una visión de la realidad deformada y sin capacidad de objetivarla adecuadamente.

La ausencia de una educación en la afectividad hacia la realidad, y la desconexión de ella con la razón como capacidad de aprehender son caminos que nos llevan a la desolación en que tantas veces se cae en nuestras aulas donde el aburrimiento, la falta de curiosidad por parte de docentes y alumnos destruye la tarea.

Celebro que hoy se esté planteando en algunos ambientes tomarse enserio una razón afectiva, o una educación en la afectividad como camino. Nos equivocamos cuando creemos que actividades novedosas pueden tomar enserio este camino. La educación en la afectividad necesita partir de la realidad como <don> gesto de Dios hacia el corazón del hombre,< La realidad tiene algo para mi>. Con toda la capacidad fascinante de un gran amor que se hace presente en la vida de los hombres.

Pero surge otra dificultad, que hace necesaria la educación afectiva, el hombre vive una debilidad cultural, una incapacidad para estar delante de lo bello y lo bueno demasiado tiempo.

Una incapacidad de permanecer atraído por aquello para lo cual está hecho,  secundar la iniciativa divina que produce en el hombre ese estado donde la sorpresa, el vértigo el imprevisto provocan  la adrenalina que nos hace vivir sabiéndonos vivos. Hay que educar la afectividad, para que la razón aprenda, se interese por lo que la realidad tiene para él como respuesta apropiada al deseo verdadero del ser humano.

Que difícil nos resulta encontrarnos sorprendidos en vivir a la altura del deseo de felicidad de nuestro corazón antes de marearnos en las urgencias cotidianas.

Solo la presencia de Alguien Grande en la vida nos rescata y nos lanza nuevamente a la bella aventura del vivir.

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