Experiencias Formativas Inclusivas: Una propuesta de la Universidad Católica Argentina para que sus estudiantes participen en la resolución de “problemas reales de la sociedad” mientras transitan su proceso educativo. Escribe la Lic. Estefanía Buzzini. Coordinadora de la Dirección de Compromiso Social y Extensión de la UCA.
En un contexto donde la educación superior está en constante búsqueda de nuevos enfoques pedagógicos para preparar a los estudiantes frente a los retos del siglo XXI, la Universidad Católica Argentina (UCA) ha introducido dentro de su oferta académica las Experiencias Formativas Inclusivas (EFI). Las EFI se fundamentan en la pedagogía del aprendizaje y servicio, una propuesta de enseñanza-aprendizaje que permite a los estudiantes adquirir conocimientos académicos mientras participan activamente en la resolución de problemas reales en la sociedad. A través de la colaboración con diversos socios comunitarios, como escuelas, parroquias, organizaciones de la sociedad civil, los universitarios se dedican a abordar los desafíos planteados por estas entidades.
Una de las características distintivas de las EFI es su capacidad para integrar el conocimiento teórico, la aplicación práctica y el desarrollo personal en el proceso educativo de los estudiantes universitarios.
Además de adquirir conocimientos académicos, los alumnos desarrollan habilidades técnicas y capacidades humanas, fomentando un enfoque humanista cristiano en su formación.
Esta visión, que encuentra sintonía con el Pacto Educativo Global, nos invita a formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad, entendiendo el servicio como uno de los pilares de la cultura del encuentro que nos invita a trabajar al lado de los más necesitados, estableciendo relaciones de cercanía y solidaridad.
A lo largo de estos años, un actor central con el que la universidad ha mantenido sólidos vínculos en el desarrollo de las EFI han sido las escuelas, contraparte y cogestores de diversos proyectos, con la finalidad de tener puentes y alianzas que colaboren en la construcción de una educación inclusiva y de calidad en los diferentes niveles del sistema educativo.
La pandemia de COVID-19 ha acentuado las disparidades ya presentes en el sistema educativo argentino, poniendo de manifiesto la imperiosa necesidad de asegurar que ningún niño o joven quede rezagado en su proceso de aprendizaje. La prolongada interrupción de las clases presenciales ha tenido un impacto significativo en el desarrollo académico, especialmente en aquellos estudiantes en situación de vulnerabilidad, quienes carecen de acceso a recursos tecnológicos y apoyo educativo adecuado.
Además, ha generado un notable impacto emocional, manifestado en sentimientos de aislamiento, incertidumbre y ansiedad, particularmente preocupante en entornos desfavorecidos donde los servicios de apoyo son escasos. Aunque se han implementado diversas medidas para abordar estos desafíos, como fortalecer la capacitación docente, fomentar la inclusión educativa y mejorar la conectividad escolar, aún persiste la tarea pendiente de alcanzar un sistema educativo más equitativo y de calidad para todos los niños, niñas y adolescentes.
En este marco, la articulación entre universidades y escuelas es una estrategia poderosa que puede transformar el panorama y colaborar de manera conjunta para garantizar que cada niño y niña pueda avanzar en su proceso educativo sin quedar rezagado. Esta colaboración ofrece beneficios significativos que impactan de manera positiva tanto a los estudiantes (del nivel escolar y universitario) como a las instituciones involucradas, contribuyendo a fortalecer el tejido social al promover la inclusión y la diversidad, sentando las bases para una sociedad más cohesionada y justa. La colaboración entre universidades y escuelas no solo busca garantizar el éxito individual de cada estudiante, sino también sentar las bases para un futuro colectivo próspero y sostenible.
Algunos ejemplos de la articulación Universidad – Escuela que se están promoviendo actualmente pueden verse en las siguientes propuestas desarrolladas. La EFI “Pedagogía inclusiva y efectiva para una cultura del encuentro” de la cátedra Pedagogía del Departamento de Educación, se desarrolla junto con el Colegio María Auxiliadora, con el objetivo de diagnosticar los desafíos de la pedagogía actual con especial foco en el sujeto que aprende y gestiona la resolución de desafíos educativos; aprender con la comunidad y de ella a fin de ofrecer recursos orientados a desarrollar propuestas de enseñanza inclusiva y efectiva. En este sentido, las universidades, con su acceso a la investigación y al desarrollo de nuevas metodologías, pueden introducir prácticas innovadoras en las escuelas. Este intercambio de conocimientos permite implementar estrategias pedagógicas avanzadas, adaptadas a las necesidades y contextos específicos.
También se lleva a cabo la EFI “Evaluación y asesoramiento psicopedagógico” de la cátedra “Clínica Psicopedagógica de Adolescentes y Adultos” de la carrera de Psicopedagogía, junto al Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo y la Escuela Normal Superior Próspero Alemandri. Tiene por propósito ofrecer un espacio de evaluación e intervención psicopedagógica para estudiantes de nivel medio que han tenido una discontinuidad o dificultad de aprendizaje debido al contexto de pandemia y en su posterior vinculación e inserción al ámbito de la escuela secundaria y necesitan orientación psicopedagógica para mejorar su proceso de estudio y aprendizaje. A través de esta iniciativa se elabora una propuesta de asesoramiento que responda a dicha necesidad y que tenga un abordaje personalizado y acorde a la realidad en la que los estudiantes deben avanzar en sus procesos de aprendizaje.
La colaboración entre universidades y escuelas no solo busca garantizar el éxito individual de cada estudiante, sino también sentar las bases para un futuro colectivo próspero y sostenible.
El enriquecimiento que se genera a partir del trabajo articulado es mutuo y puede verse reflejado en los testimonios de los participantes. Los universitarios han destacado principalmente: “El proyecto me pareció muy enriquecedor porque, por un lado, nos sirvió mucho a nosotras como alumnas universitarias tener una práctica real y hacer una evaluación psicopedagógica a una persona con dificultades en el aprendizaje. Por otro lado, creo que es muy útil para las chicas del colegio porque al estar en un contexto más vulnerable, les es difícil poder acceder a una evaluación, la cual es muy necesaria para su acompañamiento y trayectoria escolar.” Asimismo, desde las escuelas han señalado que “contar con la UCA nos posibilita tener una herramienta más, que muchas veces, humanamente no es posible proporcionar desde el colegio”. También han destacado que “es una oportunidad para que dos orillas se acerquen, de encontrar dos realidades distintas y que se ponga al servicio de un otro todos los conocimientos y aptitudes con los que se están enriqueciendo los alumnos de la UCA”.
Es fundamental promover y fortalecer la colaboración entre escuelas y universidades, reconociendo los beneficios que puede aportar a las instituciones y al sistema educativo. Esta colaboración permite el intercambio de experiencias y buenas prácticas, proporcionando nuevas perspectivas y enfoques.
Además, acerca a las universidades a la realidad educativa, lo que les permite adaptar sus programas académicos y de investigación a las necesidades del sistema educativo. Asimismo, esta colaboración puede generar conocimiento aplicado, permitiendo a las universidades abordar problemas reales y proponer soluciones innovadoras. Para las escuelas, implica acceder a recursos y conocimientos que mejoran la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. En resumen, es una oportunidad para enriquecer la experiencia educativa de los estudiantes, mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, y contribuir al desarrollo integral de la sociedad.
