Todos sabemos que la educación es la herramienta de transformación social más poderosa con la que contamos; por ende, es fundamental asegurarnos de que esté a la par de los cambios que vayan sucediendo. Solo así podremos garantizar que los estudiantes reciban una formación que les permita contribuir con el avance de la sociedad.
El 1° Encuentro Nacional de Educadores, cuyo eje central son las “prácticas educativas que transforman”, se presenta como un espacio de intercambio profesional entre todos los actores de la comunidad educativa donde la innovación pedagógica –con una mirada inclusiva– tendrá un lugar protagónico.
Se trata de una oportunidad para conocer los últimos desarrollos en investigación educativa en los ámbitos de gestión emocional, abordaje de la diversidad y práctica profesional docente. En este espacio, reconocidos autores y autoras compartirán sus conocimientos, con ideas y estrategias para seguir construyendo escuelas abiertas, flexibles y diversas donde todos estén invitados a aprender.
El Congreso está destinado a docentes y directivos de todos los niveles y modalidades del sistema educativo, estudiantes de carreras de formación docente y público en general que esté interesado en las diversas temáticas que serán abordadas.
¿Por qué la comunidad educativa debería recibir capacitación sobre innovación educativa?
KARINA GARCÍA: Con el comienzo del ciclo lectivo, año tras año los docentes nos sumergimos en un proceso de escritura que universalmente denominamos “planificación”. Podemos representarla como un GPS, que nos va guiando en la toma de decisiones sobre la enseñanza y va marcando la ruta en el viaje del aprendizaje.
Aprender es un viaje para todos: docentes, estudiantes y familias. En esa expedición, la esencia de nuestro SER docente nos transforma en brújulas para nuestros estudiantes. Todos, ellos y nosotros, dejamos registro de la historia de lo que sucede en el aula y acontece en la escuela, dejando memoria de los modos de hacer, de pensar y sentir.
¡Sí! La enseñanza y el aprendizaje se registran, forman parte de una narrativa que va a definir para quién planificamos y para qué, una dualidad entre cumplir y dar sentidos.
Es importante que llevemos adelante un lugar transformador de la educación, que asume la misión de nutrir los vínculos con el aprendizaje y con los otros. Mi invitación es a diseñar juntos la hoja de ruta del aprendizaje, en un viaje donde cada hito del camino nos lleve a profundizar el conocimiento y sumar a la mochila habilidades cognitivas y socioemocionales que nos forman como estudiantes mientras nos preparan para la vida.
Para transformar la educación debemos recorrer la cartografía pedagógica, delineando la ruta de aprender a aprender.
ALEJO MERKER: Como docentes nos vemos en la urgente necesidad de contar con más y mejores herramientas para la gestión de situaciones disruptivas en el ámbito educativo. La puesta en marcha de programas de educación emocional nos ha permitido tener a disposición estrategias para reconocer, comprender, nombrar y comunicar emociones. Es el momento de seguir avanzando en el conocimiento del manejo de aquellas conductas que pueden transformarse en obstáculos para enseñar y aprender mejor. Cuando un docente no gestiona de manera funcional una conducta disruptiva se corren varios riesgos: cronificar comportamientos poco operativos, potenciar intercambios asociados a la agresión, invalidar emociones, etc. Sin embargo, el mayor peligro es perder la oportunidad de modelizar conductas que permitan que sus estudiantes puedan expresar de forma saludable sus necesidades.
Gestionar la autoridad de manera efectiva habilita que los acuerdos áulicos den lugar a situaciones de enseñanza y aprendizaje significativas.
MARIELA CUDA: Me parece que reversionar la evaluación de los aprendizajes puede ser un buen punto de partida para modificar y mejorar la propuesta educativa. Creo que, si logramos capitalizar sus aportes, las instancias de evaluación pueden convertirse en poderosas herramientas. Si evaluamos con propuestas innovadoras, que apunten al pensamiento profundo y obliguen a aplicar lo aprendido en diferentes formatos, situaciones o contextos, vamos a propiciar mayores niveles de comprensión y a favorecer la consolidación de los aprendizajes. Por otro lado, la diversificación de los instrumentos de evaluación y el entramado de las propuestas evaluativas dentro de las secuencias didácticas son otras dos claves fundamentales para hacer de la evaluación, verdaderas experiencias de aprendizaje.
Finalmente, y me parece que este punto es clave, es también importante incorporar prácticas efectivas y continuadas de retroalimentación. Ya no se trata de “dar la nota”, en el sentido literal de informar una calificación; se trata de “dar la nota” en el sentido de hacer algo diferente, que promueva cambios significativos en el proceso de aprendizaje. La retroalimentación descriptiva, que invita a la reflexión y promueve el pensamiento sobre el propio aprendizaje, además de aumentar el conocimiento sobre lo aprendido, habilita el camino hacia la autoevaluación y la metacognición, competencia clave en la formación de personas preparadas para aprender a aprender.