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Novedades

Humanizando el mundo empresarial

“Una invitación a repensar el propósito de la actividad económica, colocando en el centro no solo el interés propio, sino también el bienestar de los demás”.  Escribe Daniel Sanjuan, referente de Economía de Comunión en Argentina.

Economía de Comunión nace en 1991 cuando Chiara Lubich (1920-2008), fundadora del Movimiento de los Focolares, visita Brasil y se encuentra con una realidad muy dura: le impresiona ver tanta diferencia social entre quienes viven en las favelas y quienes viven en los rascacielos.

Conmovida por esto, Chiara llama a los empresarios de la comunidad del Movimiento de los Focolares y los impulsa a poner sus empresas al servicio de los menos favorecidos. Este llamado, se podría decir que desafiaba la idea convencional de una empresa, comenzando a generar un cambio profundo en la finalidad de tantos emprendimientos. 

El emprendedor de Economía de Comunión no sólo busca la rentabilidad, sino que integra en sus objetivos empresariales y personales, la contribución a reducir las desigualdades y la pobreza. Además, crear puestos de trabajo dignos y la búsqueda del progreso de las familias se convierten en metas centrales.

Así empezó este camino, estos 31 años, que arrancan desde la práctica, a partir de los empresarios. Con los años nos dimos cuenta que esta propuesta de Chiara Lubich no se limitaba sólo a los empresarios, no hacía falta tener una empresa, sino que todos podemos vivir la EdC: amas de casa, estudiantes, jubilados; como consumidor, con colegas, con clientes, con proveedores, con empleados, etc.

Nosotros experimentamos que la Economía de Comunión, más que un modelo de gestión, es un Estilo de Vida, ya que intentamos en el día a día construir y fortalecer buenas relaciones con los clientes, los proveedores y la comunidad en general. 

Hoy en día son alrededor de 800 empresas en todo el mundo que adoptan la Economía de Comunión.

La EdC emerge como una invitación a repensar el propósito de la actividad económica, colocando en el centro no sólo el interés propio, sino también el bienestar de los demás. Es una llamada a humanizar la economía, a establecer una comunión que trascienda las fronteras empresariales y abrace a toda la sociedad. En un mundo que a menudo parece dividido, la EdC se presenta como un faro de esperanza, mostrando que es posible construir una sociedad más justa y unida, cuando la economía se vive desde la perspectiva de la comunión.

Historia de la novedad

En mayo de 2021, cuando la EdC cumplía 30 años, inspirados por una frase de Chiara Lubich “somos pobres, pero muchos…” un grupo de empresarios comenzamos a reunirnos una vez por semana para pensar cómo hacer posible semejante desafío: crear una empresa, propiedad de muchos, en la que puedan sumarse socios incluso con poco capital y que tenga como finalidades compartir con los que menos tienen y contribuir a la educación en la cultura de la unidad.

Después de analizar distintas ideas, fuimos viendo que en la Apicultura podíamos encontrar una forma de concretización y optamos por focalizarnos en esta posibilidad por tres motivos:

  • Uno de nosotros ya estaba en actividad en el Norte de Argentina, donde existen ecosistemas en los que se pueden obtener mieles que compiten con las mejores del mundo.
  • La miel es un producto noble, saludable, orgánico, amigable con la naturaleza.
  • Siendo la unidad mínima una colmena (o una colmena entre varios), es accesible a todos y pueden multiplicarse casi sin límites, incluso con la posibilidad de repetirse en otras latitudes.

Por eso decimos que más que una nueva empresa, es una empresa nueva, un nuevo modelo de empresa, en la que todos podemos participar.

En julio del 2022, con la participación de los 33 primeros inversionistas compramos 220 colmenas y en septiembre otras 52, sumando un total de 55 participantes.

Concretamente, ¿de qué se trata? De ser propietarios de colmenas que son administradas bajo la forma jurídica de un Fideicomiso al que se podrá acceder cada año en el mes de julio y también, si alguien así lo desea o necesita, en el mismo mes de julio de cada año, podría retirarse recibiendo el valor a nuevo de lo que cueste en ese momento la misma cantidad de colmenas que compró.

El propósito es difundir la cultura de la unidad testimonio de la fraternidad universal.

Es por eso que quien adhiere al Fideicomiso acepta que, cada año, el 50% de la rentabilidad que se obtenga del mismo, sea destinado a otorgar becas a personas que las necesiten para cursar en el Instituto Universitario Sophia para América Latina y el Caribe, institución con la que compartimos la vocación a renovar nuestra sociedad a partir de la formación de hombres nuevos y que no sólo imparte conocimientos teóricos sobre distintas disciplinas, sino que busca que, tanto alumnos como docentes, las traduzcan en una nueva praxis cultural en sus territorios.

El otro 50% de la rentabilidad lo recibe cada uno de los inversores y podrá ser destinado para: -la adquisición de nuevas colmenas, -aumentar becas en el mismo Instituto Sophia -o lo que ellos dispongan en libertad.

Una empresa abierta a todos. Con la posibilidad de seguir reinvirtiendo en colmenas y sumar nuevos adherentes.

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