Llegamos a fin de año, un año de muchos desafíos. Allá por marzo nos proponíamos trabajar y reflexionar sobre dos hitos: los 10 años del pontificado del Papa Francisco y los 40 años de democracia.

Durante los distintos números de nuestra revista propusimos ahondar en los diferentes desafíos a que el Papa nos convoca en el Pacto Global Educativo, con el objetivo puesto en que nuestra reflexión nos llevara a la implementación concreta en nuestras comunidades y fundamentalmente en nuestras aulas.

El derrotero electoral de este año nos invitó a tener presente en cada provincia y a nivel nacional la importancia de la participación democrática.

El pasado 10 de diciembre celebramos los 40 años de democracia ininterrumpida en nuestro país de la mejor forma, mediante un nuevo traspaso de un presidente democráticamente elegido por su pueblo a otro.

Sin embargo, luego de cuatro décadas todavía la democracia no nos ha permitido encontrar el camino que permita el desarrollo de nuestro ´pueblo y alcanzar aquellos anhelos del preámbulo que nos recitara el presidente que asumiera en aquel diciembre de 1983 y que soñaran los constituyentes de 1853.

Hoy nos enfrentamos a una nueva crisis socioeconómica, una más de las que cíclicamente nos han afectado a lo largo de estos años.  Frente a este nuevo desafío, nuestras comunidades deben ser creadoras de comunidad, de redes que sostengan y acompañen y fundamentalmente comunidades donde aprendamos a ser ciudadanos

En el Pacto Global Educativo el Papa nos anima a renovar la política y la económica, para ello necesitamos que en nuestras instituciones se aprenda a vivir en democracia, se anime y ejercite la participación ciudadana, se estudien los distintos modelos y se analicen sus logros y dificultades con espíritu crítico. Se analicen otras opciones de organización económica y se focalice en los valores del humanismo cristiano que deben iluminar las decisiones tanto en lo político como en lo económico y lo social.

El pensamiento social cristiano debe cruzar transversalmente nuestra currícula y generar proyectos concretos donde sea posible visualizar su implementación real en la sociedad.

Lo principios de bien común, destino universal de los bienes, subsidiariedad, solidaridad y participación deben ser la guía de nuestras propuestas para que por su vivencia comunitaria arraiguen en nuestros estudiantes y sean germen de una verdadera justicia social.

Cercanos a la Navidad, volvamos la mirada al Niño que nace en la vulnerabilidad del pesebre, con la incertidumbre de su madre y su padre que no llegaban a comprender en su totalidad lo que estaba sucediendo ni que les deparaba el futuro, pero con la esperanza puesta en Dios que siempre está presente en nuestra historia para acompañarnos en nuestro camino.