www.dronesigortasi.com
yeni casino siteleri
escort bodrum
deneme bonusu veren siteler
Horny dad bangs Bambi Brooks sweet pussy indian girl chudai films xxl gratuit
deneme bonusu veren siteler
betebet
deneme bonusu veren siteler deneme bonusu veren siteler
deneme bonusu veren siteler
bahis siteleri
sweet bonanza
casino siteleri
en iyi casino siteleri
deneme bonusu veren siteler
deneme bonusu veren siteler
Sexy Indian couple XXX MMS sex movie scene in Dark ebony sex free sex movies
bonus veren siteler

Novedades

De «Tapa, Tapita» a auscultar en profundidad

“En tiempos donde se habla tanto de innovación educativa, creo que la primera innovación debería ser aquella que haga que los docentes nos callemos más y, en cambio, generemos múltiples espacios de intercambio”. Una intervención de Alfredo (Fredy) Vota, educador y formador docente, reconocido autor de varias publicaciones.

La diferencia entre oír y escuchar es que, oír se refiere a escuchar un sonido y escuchar a prestar atención. La palabra “escuchar” viene del latín auscultare (aplicar la oreja). Otra posible etimología se relaciona con la raíz indoeuropea klei- (inclinarse). Esta raíz aparece con el verbo clino (inclinar).

Me parece importante tener en cuenta esta diferencia a la hora de pensar ¿oímos o escuchamos a las nuevas generaciones?

En el siglo XXI queda fuera de discusión que el canto que se usaba habitualmente en los jardines de infantes para hacer silencio es de dudoso valor educativo… “Tapa tapita, tapón, cierro la boca chin pón” Hoy suena, al menos, raro. No se trata de que los alumnos hablen indiscriminadamente, pero tampoco de ponerles un tapón… ni siquiera como un juego.

El paradigma educativo imperante proponía un docente hablando y un alumno escuchando. Y este camino no era de doble mano, era una avenida ancha que solo tenía una dirección, de mayor a menor.

Piaget, Vigotsky, Freire, Montesorri, Malaguzzi y tantos otros nos ayudaron a cambiar la perspectiva y pensar que no se aprende en profundidad siendo hablados, sino intercambiando experiencias, construyendo colectivamente. Esto no anula al adulto como responsable del proceso, solo lo coloca en otro lugar, o mejor, con otra función.

No hay un solo portador del saber, hay saberes múltiples que se ponen en interacción. La interacción es la esencia de la condición humana, es la que nos saca del ostracismo, es la que hace que los recién nacidos se conviertan paulinamente en seres humanos completos. Esto no se da solo porque los padres y los familiares le hablen o le enseñen cosas (que deben hacerlo), sino que se produce en un intercambio de experiencias, logros y frustraciones, donde cada persona va descubriendo su nombre propio, su identidad, su escala de valores, su norte existencial.

El hablar es importante, pero el hablar formativo no es repetir un discurso supuestamente sabido y aplicado para toda ocasión, sino el que se abre a un intercambio, que subjetiva a las partes que entran en dicho proceso comunicativo.

En tiempos donde se habla tanto de innovación educativa, creo que la primera innovación debería ser aquella que haga que los docentes nos callemos más y, en cambio, generemos múltiples espacios de intercambio.

Cuando uno de mis hijos transitaba la cúspide de su adolescencia, me pareció que lo mejor era hablarle, decirle, aconsejarlo. Quería evitar que se lastime, se tropiece y le daba mil consejos. Un día me dijo: “No me des consejos, escuchame” Esa frase quedó resonando en mí. ¿Qué es escuchar a un adolescente?, ¿oír sin emitir palabra? ¿Pensar que sus palabras son siempre las adecuadas, aunque aún no pueda tener en cuenta todos los factores de la existencia desde su perspectiva?

Y de repente comprendí que escuchar es respetar. Respetar desde el lugar donde se dicen las cosas, desde las batallas que cada uno está librando y, sobre todo, saber que lo que se dice, es lo que se elaboró hasta el momento, es fruto de alguna experiencia o de algún hilo argumental interno. El que habla es un yo y como tal, merece mi “inclinación”. Hablar encima sin tener en cuenta ese yo que se manifiesta, es avasallarlo, es no darle identidad y al final, es unnueva versión del “tapa tapita…”

Escuchar es respetar. Respetar desde el lugar donde se dicen las cosas, desde las batallas que cada uno está librando y, sobre todo, saber que lo que se dice, es lo que se elaboró hasta el momento, es fruto de alguna experiencia.

Por eso, para cualquier educador, es importante entender que lo que ocurre en un vínculo, es el encuentro de dos o más “yoes”. No nos vinculamos con una idea predeterminada de cada persona, ni con un recorte de existencia, que siempre termina cosificando la identidad del otro. No es “un repitente”, “un buen alumno/a”, “un mal alumno/a”, “un 7”, “un ADD”, “un TEA”, “un hijo de”, “un hermano de…” es un yo. Único, sagrado.

Siempre me conmovió la mirada de Jesús en relación a la escucha. Como miraba con amorosa atención cada cosa. Escucha las necesidades, las atiende desde su raíz, sabe lo que hay en el fondo de lo que dice cada persona que se le acerca y atiende ese clamor… Marta, Marta, te preocupas demasiado por muchas cosas. Pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la va a quitar. (Lucas 10:41-42)

Y es justamente la escucha. Claro que se refería a la escucha de la palabra de Dios, pero también de la realidad que se estaba jugando en ese encuentro de amigos. 

A los educadores, Dios nos habla desde la realidad, desde lo que ocurre, pero si cada uno está muy ocupado haciendo “sus” cosas, hablando sobre “sus libretos aprendidos”, la esencia de la realidad y lo que ocurre ahí, se nos cuela entre los dedos.

Por eso creo que, no se trata de oír a los jóvenes, a los alumnos, se trata de inclinarse a auscultar, poner una oreja y desentrañar para entender, como hacen los médicos, tratando de comprender todo lo que se está jugando ahí. ¿Qué vida se está poniendo a rodar?, ¿de qué modo? Y, sobre todo, ¿cómo puedo colaborar para que cada niño o joven pueda alcanzar su mejor versión?

Es cierto que es un trabajo que requiere de mucho temple, porque no se da de una vez; es artesanal, porque no hay certeza de éxito ni protocolos predeterminados. Se necesita mucha fidelidad a esa realidad que está ocurriendo, para abrazarla responsablemente y saber que somos los adultos los que nos toca ser sostén, apoyo, compañía, corrección fraterna y estímulo.

Escuchar no es asentir como si fuéramos los perritos que están detrás de los autos moviendo la cabeza, no es decir “los jóvenes tienen toda la razón”, tampoco los adultos. La razón surge de la coherencia entre los hechos y las necesidades de cada corazón. Escuchar es ayudar a que esa tensión se ponga a jugar y a que cada “yo” mire sus necesidades esenciales sin claudicar en su respuesta. Por ello, antes que dar recetas o consejos, es mejor ayudar a que cada uno pueda hacerse las preguntas cruciales, sabiendo que las respuestas a ellas son personales. Nadie puede responder por otro y por sus actos, pero entre todos podemos ayudarnos a discernir mejor.

La escuela puede ayudar a este proceso de discernimiento, sobre todo si cambia la didáctica. 

¿Cuándo aparecen en la enseñanza las preguntas reales? Esas que apelan a cada subjetividad y que implican una respuesta personalísima.

Las preguntas escolares son retóricas. El docente pregunta para chequear si el alumno sabe lo que él quiere que le conteste. La respuesta correcta la determinó de antemano el docente. Y nuestra escucha pasa por el tamiz de contestó bien o mal, del buen alumno y del malo, del estudioso y del que no lo es. Eso no construye una identidad profunda. Construye el oficio de un tipo de alumno, pero poco ayuda a enfrentar la vida.

Escuchar es ser capaces de propiciar espacios donde surjan las preguntas más profundas, pero para eso, ante todo, necesitamos no ahogarlas con nuestras recetas.

Alfredo Vota

Fuente: Alfredo Vota es docente de primaria, secundaria, universidad y posgrado. Se especializó en gestión educativa. Lic en Sociología (UBA) y prof. de Cs Sociales y Filosofía (UCA). Además, enseña Pedagogía y curriculum en la UCA. Es autor de varias publicaciones, las más conocidas son “La educación transformada” (junto con Laura Lewin) y 50 innovaciones educativas con Axel Rivas. Actualmente dirige el polo educativo Dante Alighieri – Hölters Natur y de CIEDA (Centro de Innovación educativa)

Suscribite a nuestro Newsletter

yatırımsız deneme bonusu bedava bonus veren siteler deneme bonusu veren bahis siteleri

Ahora podés recibir las novedades y nuestra revista de modo gratuito
en tu e-mail
¡SUSCRIBITE!

Newsletter y Revista