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Novedades

10 años viviendo intensamente lo real

“La elección de Francisco es una provocación a ir más allá de todas nuestras medidas” afirma el doctor Alejandro Bonet, abogado, con posgrado en Doctrina Social de la Iglesia por la Universidad Lateranense de Roma; y una larga trayectoria como educador en varios colegios y universidades de Santa Fe.

Francisco es el Papa número 266. Su elección ha sido un verdadero acontecimiento histórico que ha desbordado todas las posibles medidas de la razón humana. Nos demuestra que la iniciativa, para guiar la historia hacia su cumplimiento pleno y total, sigue siendo de Dios y no de los límites del hombre. Dios rebasa toda la imaginación humana y siempre se nos vuelve a proponer en un hecho totalmente original: Primer Papa Americano, Jesuita, y se llama Francisco. Su humanidad es un “signo de contradicción” para todos, por su manera de pensar, es decir por su mentalidad, por su temperamento y por su origen histórico cultural. Es una pro-vocación a ir más allá de todas nuestras medidas.

Una presencia original. Ante todo, lo más sencillo y accesible a cualquier persona es el lenguaje de los Gestos de Francisco. El lugar donde eligió vivir, la ropa y los zapatos para vestir, el medio de transporte que utiliza para ir junto a todos los demás obispos, el modo de comunicar usando un lenguaje comprensible a todos. Todo nace de una personalidad real que tiene su origen en la manera en cómo vivió en su Argentina natal hasta el día de su elección como Papa. Dios quiso para este momento histórico esta persona concreta. Y la expresión que mejor he encontrado en estos diez años para entender lo que nos ha pasado y nos pasa es “una trompada en el estómago”. Fue el cardenal Angelo Scola quien expresó de una manera tan sincera y verdadera lo que a todos nos pasó, la experiencia que tuvimos… Pero es una trompada en el estómago que nos la dio Otro, a través de él. Nos sacude y nos hace conscientes de que hemos terminado de vivir en la cristiandad para volver a proponernos retomar desde sus orígenes el encuentro con el Acontecimiento de la presencia de Cristo en la Historia.

Una novedad en la continuidad. Lo que más sorprende del pontificado de Francisco es que ha sido un fiel ejecutor del Concilio Vaticano II, con total fidelidad al Magisterio de San Juan XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo I, San Juan Pablo II, y de su inmediato predecesor, Benedicto XVI. Parecía que luego de esos santos Pontífices era imposible algo “nuevo”, y sin embargo la novedad vino por el lado que menos esperábamos. Francisco ha centrado toda su preocupación en el “método”, en cómo vivir hoy la Fe. En la “inteligencia de la Fe” como “inteligencia de la realidad”. Por eso inició su pontificado de una manera sorprendente. Hizo propia la “Lumen Fidei”, escrita casi en su totalidad por Benedicto XVI, y publicada como su primera encíclica el 29 de junio de 2013. En ese documento está el “método” para vivir la Fe, que se encuentra a través de un hecho, del acontecimiento de un encuentro; y se aprende escuchando, viendo, tocando, es decir, siguiendo. Es una “atracción” que nos cambia la vida. 

Todo su pontificado ha sido un fiel seguimiento de este método aprendido en la experiencia comunional del encuentro de Aparecida, desarrollado brillantemente por Benedicto XVI. La relación entre ambos me parece un signo de los tiempos. Un acompañamiento, un encuentro permanente, un mutuo reconocimiento. En especial por la valoración que hace Francisco de toda la riqueza que nos deja Benedicto al escribir el prólogo a su libro “la verdadera Europa” en 2021, es un signo que demuestra cómo abraza y continúa todo lo que recibió de Benedicto aportándole su novedad, la que encarna su propia persona, para descubrir “la verdadera América”, “la verdadera África”, la “verdadera Asia”, la “verdadera Oceanía”, el “verdadero Medio Oriente”.

Francisco ha centrado toda su preocupación en el “método”, en cómo vivir hoy la Fe. En la “inteligencia de la Fe” como “inteligencia de la realidad”.

La originalidad de Francisco nace de su unidad con todo el Santo Pueblo Fiel de Dios. Él dijo que su primer documento “Evangelii Gaudium” no es otra cosa que un plagio del documento de Aparecida y de la encíclica de San Pablo VI “Evangeli Nuntiandi”. Es decir, hay una total fidelidad a la herencia metodológica que nos legó San Pablo VI y que encarnó el Episcopado Latinoamericano en 52 años, desde 1955, con la convocatoria de Pio XII “Ad Ecclessiam Christi” al primer encuentro de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Río de Janeiro, pasando por Medellín 1968, Puebla 1979, Santo Domingo 1992, hasta la aprobación en 2007, de Aparecida. Bergoglio fue el jefe de redacción de aquel documento. Es decir, su originalidad es fruto de su comunión con todo el Episcopado Latinoamericano y no de su genialidad personal. Lo que me interesa resaltar como criterio de fondo es un aporte de Mons. Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, para quien “la unidad es la ley del conocimiento”. Esto me parece que está encarnado en el Papa Francisco, y de ahí nace su propuesta de Sinodalidad. El Papa Francisco es fruto de un proceso sinodal de 52 años en América Latina y eso lo lleva como “método” a la Iglesia Universal, pero no sólo como una cuestión que implique a los Obispos sino a todo el “Santo Pueblo Fiel de Dios”.

Según el último Anuario Pontificio, luego de 500 años, hoy en América vive el 48% de los católicos de todo el mundo; en Europa, luego de dos mil años vive el 21,2%, en África el 18,9%, en Asia el 11,1%, en Oceanía el 0,8%. Este dato es objetivo, y leído a la luz de la Obra que lleva a cabo el Espíritu Santo, no cabe duda que nos está indicando un nuevo horizonte para toda la Iglesia Católica Universal.

Estamos acostumbrados a pensar la realidad global desde el centro de Europa, pero el Papa Francisco nos introduce en una nueva hermenéutica, una clave de lectura de la realidad, con una inteligencia que nace de una mirada más amplia: ver la realidad desde la periferia. Es una mirada mucho más abarcativa. Tal cual nació el cristianismo en sus orígenes, en las periferias del Imperio Romano.

De la contemplación de la realidad, de la docilidad a las circunstancias, de vivir intensamente lo real, surgió en Bergoglio y maduró en Francisco, su pensamiento poliédrico, con los cuatro principios que nacen de una mirada aguda de la vida como tensión dinámica entre la plenitud y el límite (el tiempo es superior al espacio y la unidad prevalece sobre el conflicto), entre la idea y la realidad (la realidad es más importante que la idea), y entre el todo y la parte (el todo es superior a la parte). Esto replantea todo el pensamiento dominante de origen iluminista, con sus grandes gestores Descartes, Kant, Hegel, y sus hijos políticos, en las ideologías dominantes del siglo XX, Marxismo, Fascismo, Nacionalsocialismo, Liberalismo, y todos los ismos que se fueron creando. 

Un hombre de pensamiento incompleto que somete la razón a la experiencia. En las dos encíclicas más trascendentes de su pontificado, no casualmente, ambas dedicadas a la Doctrina Social de la Iglesia, el Papa nos desvela cuál es su gnoseología, su manera de entender y usar la razón. Tanto la Laudato Si’, como la Fratelli Tutti, surgen de someter la razón a la experiencia y de la actitud de un hombre que se concibe con un “pensamiento incompleto”. Es decir que la unidad con los otros completa mi pensamiento, lo hace más amplio, más abarcativo. Y lo que es impresionante que esto sea lo que en Caritas in Veritaten pedía el Papa Benedicto XVI, cuando hablaba del método de la Doctrina Social de la Iglesia. 

Alégrate y Regocíjate – Gaudete et exsultate – el ADN de Francisco. Justo el día que cumplía 5 años de la asunción de su pontificado, el día de San José, 19 de marzo de 2018, el Papa Francisco nos desvela cuál es la esencia de su espiritualidad. Las bienaventuranzas como el núcleo de la santidad, vividas en una época dominada por el gnosticismo y el pelagianismo. Una santidad que nace como gracia de pertenencia al Santo Pueblo Fiel de Dios. Por eso hay que comprender esta carta como continuación y profundización de Lumen Fidei.

El pacto educativo global como clave hermenéutica de todo el pontificado. Francisco nos hace ver que el problema central de la cultura actual es de tipo educativo, por eso propone los contenidos más maduros de su pontificado, como Querida Amazonía, Fratelli Tutti y la Economía de Francisco, en el contexto de la convocatoria a un “pacto educativo global”, que es un salir a abrazar a toda la realidad según su complejidad, es decir, teniendo en cuenta todos los factores en juego.

La pandemia y la guerra en Ucrania. Francisco se ha presentado como un “signo” de la presencia del Misterio de Dios en medio de la tempestad de la historia, como una verdadera piedra sobre la cual reposar. En la Plaza de San Pedro totalmente vacía, sólo con la presencia de la Cruz de San Marcelo y la Virgen salud del Pueblo, nos marcó el rumbo a seguir apoyándonos en el único que nos puede decir ¿por qué tienen miedo, no estoy yo aquí presente con ustedes? Y en medio de la locura de la guerra animarse a “juzgar” la raíz del mal, y ofrecernos un camino de Fratelli Tutti como la respuesta más adecuada que desea el corazón del hombre.

La fragilidad de lo humano abrazado por el Rostro Misericordioso de Dios. La realidad humana donde se manifiesta la fragilidad del hombre contemporáneo es la Familia, y la Juventud. Por eso él ha respondido en Amoris Laetitia y Cristus Vivit, a esa realidad, desde el horizonte de Misericordies Vultus, el Rostro de Dios es Misericordia y Misericordia et Misera, haciendo comprender que no hay respuesta a la fragilidad sino es desde el abrazo al hombre de hoy como se nos presente, que traduce en la frase “abrazar la vida como viene”, sin condiciones, concibiendo la Iglesia como Hospital de Campaña.

Un Padre que corrige a sus hijos, relanzándolos a abrirse a la realidad. El coraje que ha tenido el Papa Francisco de corregir a los movimientos eclesiales que nacieron en torno al Concilio Vaticano II ha sido muy concreto. Fue para evitar “una traición al fin con el que el carisma ha sido suscitado por el Espíritu Santo”, es decir que dejen de ser autorreferenciales y que tengan como horizonte toda la realidad del mundo y no sólo lo que interesa a su propio movimiento.

Conclusión. Hemos vivido diez años atravesados por la conmoción humana de un hombre que radicalizó a Benedicto XVI y a Juan Pablo II, haciéndonos experimentar la vibración que nace de la Pasión de Cristo por el Hombre. 

Fuente: A. Bonet es reconocido por su participación en la muestra itinerante “Gestos y Palabras” (2019) del Papa Francisco. La iniciativa contó con el aval de un comité científico integrado por el doctor Massimo Borghesi, y el Dr. Guzmán Carriquiry Lecour, entre otras personalidades. Bonet ha sido profesor en la UCA, es autor de varias publicaciones y dio clases en distintos secundarios de la ciudad de Santa Fe:  La Salle, Adoratrices, Calvario, y el Colegio San José de Rafaela.

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