“Liderar procesos es todo un reto, pero también una gran oportunidad”. El último libro de Laura Lewin (Editorial Bonum, 2023) contempla los factores en juego para dirigir hoy una escuela: “¿Qué habilidades son esenciales para alcanzar la calidad educativa que deseamos?” plantea.
Liderar procesos es todo un reto, pero también una gran oportunidad, y como toda oportunidad, requiere de un plan, de un proyecto que lo sustente, de comunicación
y del acompañamiento de los equipos en la implementación.
Una buena escuela es aquella que logra buenos niveles de enseñanza y buenos niveles
de aprendizaje, y esto se consigue a través del liderazgo y del equipo docente. Sin embargo, muchas veces el directivo sobredimensiona su sueño y subestima a su equipo. Cuidado: un gran sueño con un mal equipo, más que sueño, es una pesadilla. No debemos olvidarnos de que es nuestra actitud la que determina la calidad de las relaciones con las personas, por lo que nuestro liderazgo determinará el nivel de efectividad y el impacto que tendremos en la institución.
Para eso será necesario lograr buenos vínculos, de confianza mutua, sanos y fuertes. Sin relación, no hay resultados. Debemos poder identificar el potencial de la gente y sus ideas, y tener el coraje de desarrollarlo.
Dirigir una institución educativa hoy contempla un nuevo paradigma, en el cual las nuevas generaciones, sumadas a la complejidad de las relaciones y a los ritmos en el trabajo, hacen que debamos pararnos frente a este desafío de una manera diferente. Las habilidades interpersonales son esenciales para alcanzar la calidad educativa que deseamos.
Resulta imprescindible dedicar el tiempo necesario a conversar con los maestros y profesores, observar clases, desarrollar instancias de capacitación y convocarlos a reuniones cortas para conversar acerca de su desempeño, para así establecer metas y cursos de acción. Es la combinación de lo técnico con lo humano lo que posibilitará que puedas relacionarte con los otros y desarrollar las destrezas necesarias que te ayudarán a estimular a tus colaboradores y a comunicar ideas.
La gente hace al lugar. No son ni el edificio, ni los programas, ni el laboratorio de ciencias los que harán que la escuela se destaque. La excelencia académica se mide a través de los docentes. Por lo tanto, seleccionar a los mejores y desarrollarlos, toma un valor incalculable.
Hace más de 30 años, el carisma y una gran personalidad eran factores influyentes en la comunidad escolar, y suficientes para llevar adelante funciones de gestión. En la escuela de hoy, sin embargo, se torna prioritario comprender profundamente la institución, ver lo invisible –esto es, proyectar la institución más allá de cómo se ve actualmente–, tomar distancia y visualizarnos como una comunidad educativa que genera y construye conocimientos para tomar decisiones.
Es muy común ver a muchos directivos pasar largas horas en sus oficinas, sentados frente a una computadora, participando de extensas reuniones, realizando tareas administrativas, o “apagando incendios”. Por esta razón, los directivos dedican, tal vez, menos tiempo a las labores pedagógicas, es decir, a trabajar junto a sus docentes.
La calidad educativa está determinada principalmente por la calidad de nuestros docentes, por sus aciertos y desaciertos. Entonces será crucial planificar una tarea conjunta para mejorar el desempeño de todos los involucrados en el proceso educativo.
Tendremos a nuestro cargo personas con su equipaje emocional (miedos, frustraciones, preconceptos, expectativas, necesidades, esperanzas y sueños), a quienes tendremos que orientar, acompañar y guiar para que la tarea en común encuentre un rumbo y sentido. Pero atención: cargo no es sinónimo de liderazgo.
Nadie se convierte en líder de la noche a la mañana. No siempre un buen docente se transforma en un buen directivo. La docencia y la gestión circulan por caminos paralelos que no necesariamente se cruzan. Si a un excelente docente se le ofrece un cargo directivo sin tener herramientas de liderazgo, sin ser empático, sin saber comunicarse, sin saber trabajar en equipo o sin una visión de lo que quiere lograr, tendrá que recorrer un camino muy difícil. No se trata de que un buen docente no pueda aceptar el desafío de asumir cargos jerárquicos, sino más bien de entender que para ser directivo se requieren ciertas competencias diferentes de las necesarias para ser docente.
Si el nivel de excelencia de una institución lo determina fundamentalmente el nivel de sus docentes y no solo sus programas académicos, sus recursos pedagógicos o los laboratorios, ¿cómo hacer para contar con los mejores profesionales de la educación y garantizar así una educación de excelencia?
Este libro intenta encontrar respuestas a algunas de estas preguntas. Trata acerca de personas que trabajan con personas. La propuesta será reflexionar sobre la gestión, el liderazgo y los procesos que esto implica, para encarar la tarea de manera eficiente y placentera.
Los iluminadores son aquellas personas que se enfocan en ayudar a otros a descubrir sus grandezas y los ayudan a iluminar el mundo con esa grandeza. Este libro apunta a convertirlos en iluminadores de sus equipos docentes.
LAURA LEWIN es Traductora Pública de inglés por la UADE. Tiene una diplomatura y especializaciones en Estados Unidos, Inglaterra y Australia. Es reconocida por sus numerosas publicaciones y por sus talleres de capacitación en países de América y Europa. Directora general de ABS International. Preside el Congreso Internacional para Directivos Innovadores, y también el de Liderazgo, Creatividad y Nuevas Tendencias en el Aula.
