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La era Francisco como construcción trascendente

“Quiero pensar los diez años de Francisco como un hito donde nos detenemos a analizar lo sucedido, en el modo en que nos atraviesa esta experiencia de transformación”. Un aporte de Luis Liberman, Rector del Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento. Fundador del Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro.

Todo aniversario invita a la reflexión.  Diez años de Pontificado del Papa Francisco nos llaman a reconocer – nos en un espejo singular.  No cabe duda que el 13 de marzo de 2013, la vida de Jorge Mario Bergoglio cambió para siempre. Lo que no sabíamos era que nuestra propia vida, también lo haría.

Porque desde el vamos Francisco nos convoca a pensar el futuro. Nos propone una comunidad en armonía, diversa, fraterna. Francisco es padre, hermano, maestro y amigo.

Es el Papa de las periferias que tiende la mano a todo el mundo. Nos invita a la esperanza y asumir con coraje los retos del futuro con un horizonte concreto: El cuidado de la casa común es superior a los intereses particulares que llevan a ser indiferentes ante el prójimo.

Es el Papa que pide perdón, y reconoce errores ante situaciones que cuestionan 

el accionar de la Iglesia y obra en consecuencia como líder soberano de la misma.

Es el Papa que se conmueve ante el sufrimiento de las tragedias globales y nos convoca a la acción.

Es Jorge, el que llama el día del cumpleaños o escribe con letra minúscula las respuestas a correos interminables que le enviamos contándole nuestra cotidianidad, y él, profundamente generoso, nos alienta, aconseja y guía con sencillez.

Quiero pensar los diez años de Pontificado de Francisco como un hito donde nos detenemos a analizar lo sucedido, en el modo en que nos atraviesa esta experiencia de transformación. Es el tiempo y es una “Era” donde palabras y gestos se encarnan en diferentes realidades que luego dinamizan procesos de esperanza.

La “Era Francisco” es el tiempo de una Iglesia que asume su rol histórico en el Siglo XXI, retomando las enseñanzas del Concilio Vaticano II, y lleva la palabra de Dios en diálogo fecundo con otras experiencias sociales y culturales. La experiencia sinodal en Amazonía y sobre la propia concepción de la sinodalidad reflejan este cambio de estructura que el restituye el andar de la Iglesia en y con la comunidad. Una Iglesia inculturada con el Pueblo de Dios.

 

La “Era Francisco” es el tiempo de una Iglesia que asume su rol histórico en el Siglo XXI, retomando las enseñanzas del Concilio Vaticano II, y lleva la palabra de Dios en diálogo fecundo con otras experiencias sociales y culturales.

Quizás la marca revolucionaria de esta Era, es el hecho de la coherencia, persistencia y consistencia de un pensamiento que se nos propone “soñar juntos”, nos regala una sonrisa o nos anima entre otras cuestiones a amar la querida Amazonía.

En este itinerario vemos cómo tres encíclicas expresan un profundo discernimiento que compone la estructura del poliedro con el cual le da carnadura a su visión de un mundo que cambia.

En “Evangelii Gaudium”, donde reclama una Iglesia en salida, pastores con olor a rebaño, condena a la dictadura del dinero, la globalización de la indiferencia y la cultura del descarte. Luego, en la Encíclica “Laudato Si”, avanza en los diagnósticos y expone en una propuesta de conversión ecológica que se completa en “Fratelli Tutti” donde propone los términos teológicos, políticos, éticos y filosóficos de la acción para el cambio. 

Es la visión de un líder sobre la certeza de que hay un agotamiento de un sistema que pone en juego nuestra existencia y sus efectos, como el cambio climático, las desigualdades, la pobreza, las migraciones, las nuevas esclavitudes y la guerra exacerban las tensiones que ponen en riesgo el planeta.

Por eso define lo político como la búsqueda de una amistad social que construya caminos de comunidad en distintos niveles de la vida social.

Muchos recordarán su presentación final en la Asamblea de Naciones Unidas donde señala: 

“La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística (…)  Tal comprensión y respeto exigen un grado superior de sabiduría, que acepte la trascendencia, la de uno mismo, renuncie a la construcción de una elite omnipotente, y comprenda que el sentido pleno de la vida singular y colectiva se da en el servicio abnegado de los demás y en el uso prudente y respetuoso de la creación para el bien común. (…) El gaucho Martín Fierro, un clásico de la literatura de mi tierra natal, canta: «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera»” (PAPA FRANCISCO, 2015)

Francisco no recurre a hermenéuticas complejas para denunciar las injusticias: Sabe y comprende que los poderes concentrados de la economía deshumanizada ejercen la depredación y requieren de un sistema concreto: Es la caracterización de la globalización de la indiferencia y la cultura del descarte.

Por eso nos invita a habitar la esperanza, ya que es audaz y nos saca de nuestra forma de confort, para que con aciertos y errores podamos a celebrar la belleza de la creación desde el asombro que nos restituye a nuestra projimidad y nos impulsa a la cultura del encuentro.

En esta “Era”, los gestos, los símbolos y los significados son importantes. Francisco lo hace en la hora más dura del planeta, cuando al dirigirse a la humanidad, el 27 de marzo de 2020, asume con coraje y sabiduría el testimonio de una humanidad en la zozobra de la pandemia.

Es quizás la foto más impactante del Pontificado. Es la foto que nos recuerda que nadie se salva solo, que todos somos necesarios y (…) que todos estamos en la misma barca. (Statio Orbis 27/03/2020)

La oportunidad nos lleva a pensar una sociedad inclusiva, con tierra, techo y trabajo, construida con políticas de diálogo. Diseñar e implementar maneras mejores de convivir en este mundo, es una certeza que estos diez años de Pontificado nos enseña. Porque somos tejedores y herederos de una responsabilidad superior: El cuidado y el futuro de nuestra casa común.

Bibliografía.

Cuda, Emilce (2016) “Para leer a Francisco”. Manantial. Buenos Aires Han, 

Byung Chul (2021) “Infocracia”. Penguin.

Papa Francisco (2015). “Carta Encíclica Laudato Si´” Papa Francisco (2020). “Carta Encíclica Fratelli Tutti”

Papa Francisco (2020) “Soñemos juntos. El camino a un futuro   mejor” Simon and Schuster Paperbacks.

Luis Liberman es profesor de Antropología (UBA) y amigo del Papa Francisco desde hace muchos años. De este vínculo nació otra amistad con el cardenal franciscano, Claudio Hummes, presidente de la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM) y relator general del Sínodo de la Amazonía. Liberman participó en la Academia de Ciencias del Vaticano, en el coloquio “El derecho humano al agua”, que encabezó Hummes, y que cerró el propio Pontífice. “Todo apunta a pensar formas de encuentro para que justamente podamos construir acciones comunitarias y estatales que devengan en mejores prácticas del cuidado del agua” decía, al final de esta reunión.

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