El tema de la revista de este mes me resulta especialmente cercano. Durante muchos años he trabajado en temas de educación y trabajo y he tenido la oportunidad de pensar e implementar proyectos, evaluar iniciativas y hasta me di el lujo de escribir algunos textos sobre el tema.
Con algunos de los autores de las notas de esta edición, he compartido camino en iniciativas tanto desde el ámbito empresario, como el Programa Vinculación Empresa Escuela de la Asociación Empresaria Argentina, como desde el ámbito de la sociedad civil, en el Proyecto Noemí que lleva adelante DyA en varias localidades de la Argentina. También debe valorarse el trabajo asociativo en sus distintas formas como una manera de favorecer la inserción en el mundo laboral, asumiendo distintos modelos posibles de desarrollo económico. Tampoco las llamadas economías de la sociedad civil, pueden estar ausentes al pensar en un sistema de educación – trabajo que permita a los jóvenes de nuestras escuelas desarrollar las competencias necesarias para su inclusión laboral y social.
La ley de Educación Nacional señala la finalidad del nivel secundario, en todas sus modalidades y orientaciones, de habilitar a los/las adolescentes y jóvenes para el ejercicio pleno de la ciudadanía, para el trabajo y para la continuación de estudios. En el mismo sentido, lo hacen las Resoluciones del Consejo Federal de Educación, especialmente aquellas vinculadas con la reforma de dicho nivel educativo.
Sin embargo, el desarrollo de habilidades socioemocionales no abarca solo el nivel secundario, sino que deben acompañar toda la trayectoria educativa, generando nuevas oportunidades y favoreciendo el logro de los tres objetivos propuestos precedentemente.
En el actual contexto del desarrollo tecnológico y económico, el cambio en las dinámicas laborales impone un cambio en la conceptualización de la educación para el trabajo, no se trata sólo de la formación técnico profesional, sino que abarca todos los aprendizajes desarrollados por la persona a lo largo de su vida, ya sea en contextos formales como no formales o informales, incluyendo los procesos de socialización primaria y secundaria, la educación preescolar, primaria, secundaria y superior, así como la capacitación o el aprendizaje en el lugar de trabajo o iniciativas sociales.
Varias son las estrategias para implementar esta vinculación; algunas de ellas hemos tratado de visibilizar en esta publicación, sin agotar en lo más mínimo las distintas propuestas, es más dejando fuera muchas que hoy ya se vienen desarrollando en nuestro sistema educativo. La temática no se agota en ellas, sino que quiere ser disparador para repensar la dinámica de una escuela que quiere acompañar los proyectos de vida de sus estudiantes.