Cristo resucitado es la respuesta a la necesidad más íntima de totalidad que el corazón del hombre tiene, y precisamente, su presencia, provoca una correspondencia con aquello que el corazón del hombre desea, al buscar sediento en su vida, una satisfacción que le de plenitud.
En Cristo los hombres encuentran esa sintonía entre su búsqueda y la respuesta de Dios en él.
La muerte y resurrección de Jesús lo hacen contemporáneo en todos los lugares y momentos de la vida humana. La respuesta de Dios al corazón del hombre se ha vuelto una presencia que continúa hoy cercana a nuestra vida, dentro de ella Cristo ha vencido el límite del espacio y del tiempo para llegar a los hombres sea cual sea la circunstancia, el momento o el lugar donde se encuentre su presencia misericordiosa, amiga capaz de cambiar al hombre más allá de sus límites.
La salvación de nuestras vidas es Cristo resucitado entre nosotros. Viene a salvarnos.