Con motivo de esta celebración, la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia, anima a “seguir siendo anunciadores convencidos y gozosos del valor de la vida en todas sus etapas”. Una poesía para conmemorar esta jornada.
“Afirmamos con la misma certeza que nos da la ciencia biológica que un niño por nacer es una vida, única e irrepetible, y posee el derecho inalienable a vivirla. Ese momento de la vida humana es uno de los más vulnerables de la existencia; y sin el cuidado de sus progenitores y de una familia, esa vida no podría subsistir.
Afirmamos y recordamos, además, lo expresado en nuestra Constitución sobre los derechos que tiene esa misma criatura, ya desde el seno materno. Por eso, nos toca a todos, individuos, familia y Estado cuidar y respetar la vida desde su concepción. Apoyados en estos principios de la ciencia y como cristianos, queremos seguir siendo anunciadores convencidos y gozosos del valor de la vida en todas sus etapas”.
Niño concebido,
niño por nacer;
grita tus derechos,
hazlos conocer.
Víctima inocente,
te llaman preembrión.
Yo te nombro niño,
niño en formación.
Dios te ha puesto el alma,
Cristo el corazón,
la Virgen te ampara,
creación del Señor.
Y el mundo te espera,
regalo de Dios.
Crece, Niño, crece,
¡que se oiga tu voz!
Fuente: María Graciela Romero. Poeta, escritora. Directora del blog Lazos de Arte y Amistad.