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Novedades

Empatía: Un puente entre la tolerancia y la estima

“No es novedad que la sociedad está muy fragmentada, polarizada… ¿qué está pasando? ¿qué podemos hacer?” Alejandra Carrasco, profesora de ética y antropología de la universidad católica de Chile, abordó estos interrogantes en un encuentro destinado al público en general, padres y educadores. Explicó por qué es interesante profundizar en el tema de la empatía, como búsqueda y expresión del corazón humano.

Mientras tenía lugar este diálogo entre la profesora universitaria Alejandra Carrasco y su ex – alumno, licenciado en Filosofía, Francisco Espinosa; en la plaza central de Santiago de Chile, muy cerca, se estaban registrando desórdenes. Aún en la adversidad del Covid “es momento de desconfianza, de intolerancia; por lo que uno pregunta: ¿qué pasa? ¿qué podemos hacer?” Con estos interrogantes abrió una nueva edición de Encuentro Santiago, un espacio cultural educativo, para la reflexión, promovido por laicos, miembros del movimiento Comunión y Liberación, destinado a ciudadanos comunes, padres y educadores. A lo largo de estas jornadas y animados por hacer un camino, estas personas decidieron ir más allá, y profundizar cómo vivir con empatía en estos escenarios de efervescencia social, “¿si la tolerancia es suficiente para nosotros?” O si podemos “pasar de la tolerancia a la estima”.

La doctora en Filosofía Alejandra Carrasco señala que “estos temas son importantes para nuestra sociedad de hoy”, y propone mirar el peso que tienen estos conceptos en la práctica y en la vida cotidiana.

No habla de la estima “como afecto, o como tenerle cariño a alguien”, sino de la estima, “como apertura, o intento de la comprensión del otro…” ¿Por qué? plantea la educadora; “porque somos infelices viviendo en una sociedad desunida”.

Carrasco habla de la estima, “como apertura, o intento de la comprensión del otro…” ¿Por qué? plantea la educadora; “porque somos infelices viviendo en una sociedad desunida”.

El concepto de tolerancia en una sociedad polarizada, fragmentada, con rabia, se concibe como una respuesta basada en no violar los derechos del otro. Ella en cambio, enfatiza que la estima como una actitud “pro social”, representa una apertura al que es diferente, dice citando al papa Francisco, “Estamos en una sociedad donde alguien viene pinta un muro, y al día siguiente viene otro y lo raya, luego viene otro y lo vuelve a pintar. Así no llegamos a ninguna parte. No hay posibilidad de desarrollarnos como comunidad”.

En este diálogo filosófico, Carrasco propone una reflexión que puede llegar a las aulas: “¿qué diferencia hay entre tolerar y estimar?”

Un camino razonable

Para comenzar podemos preguntarnos ¿En qué consiste la tolerancia?  Porque vivimos nuestra vida, intentando “tolerar”. Incluso, considerando que si lo que la otra persona hace está mal, prefiero nivelar las diferencias, o hacer que entre en razón, y si no, soportarlo.

La verdad es que a la tolerancia se la puede ver de una forma más positiva, pero en la actualidad la entendemos como lo acabo de describir: “te soporto porque no me queda otra” o “vive en tu metro cuadrado y déjame tranquila/o”. A veces pensamos que ojalá nuestra coexistencia sea corta para poder estar con personas con las que sí me agrada estar. Es decir, hay una actitud de mínima coexistencia pacífica, en la que sin embargo se ve que hay un rechazo del otro.

Por otro lado, entendemos por estima como una actitud pro social, de apertura hacia el otro, distinto a mí, en la que intento no sólo comprender esa diferencia, sino también celebrarla. El papa Francisco dice que no hay que “tolerar la diversidad” sino que “hay que celebrar la diversidad”. Es porque la diversidad nos enriquece.

La estima es estar en relación. Es positiva, y sobre todo nos alegra. Entonces en este paso de la tolerancia a la estima uno se da cuenta que hay otro mundo, que puedo ser feliz. A primera vista, este mundo parece insalvable. Pero, cómo se puede transitar un camino razonable, no romántico e ilusorio, sino para pasar realmente de vivir de un mundo de tolerancia a un mundo de estima.

Una clave, la empatía

Empatizar no significaría justificar lo que otro hace, sino una postura de apertura para entenderlo, que permite juzgarlo de una forma diferente.
Entender qué es la empatía es importante porque es como empezar a dar el primer paso. La empatía hace el trabajo: es una actitud que puede ser espontánea o no; pero se la llama “el cemento social” porque une precisamente a los seres humanos.

Empatizar significa poder identificarme con la otra persona, tratar de entender qué es lo que siente, porque piensa de determinada manera y hace cosas que yo solo tolero. Para tratar de empatizar con alguien puedo hacer un ejercicio de la imaginación, intentar comprender que está sintiendo. Por ejemplo, hay países que expulsan a sus migrantes, mujeres y niños, lo que nos hace pensar: ¿por qué hacen algo tan inhumano?

 Tal vez, un primer paso, es identificarse con el otro para poder entenderlo desde dentro. Al mirarme a mí desde su perspectiva, veré a una persona común y corriente, es decir, somos iguales. Y, objetivamente podré observar que son muchas más las cosas que nos unen. Esta es una manera de ir tendiendo puentes que ni siquiera tienen que ser intelectuales o teóricos. Es una tarea que podemos generar nosotros para dar lugar a la empatía… si no porqué hay tantas personas que no tienen este hábito.

Ojos, corazón y manos

El Papa Francisco dice que todo empieza por la mirada, mirar a la gente con cariño; detenerse a mirar al que no quiero, entonces mi corazón se ablanda, cambia, y mi disposición hacia esa persona comienza abrirse.

 La empatía es espontánea con mi madre o con mis hijos, pero esto no basta, necesitamos la empatía con lo diferente, con lo que solo tolero. Cuando tenemos esta actitud de reconocimiento a los demás, el otro se siente bien tratado. Si hay tanta rabia en la sociedad actual es porque las personas se sienten muy abusadas. Hay otros que ni siquiera las miran, y estas actitudes se contagian.

Creo que se puede partir de una convicción intelectual de la importancia que tiene tender puentes con los demás. Pero también se puede partir de la conveniencia: uno se da cuenta lo infeliz que está siendo en una sociedad fragmentada donde muy poca gente puede sentirse en paz.

Nosotros tenemos que rehacer el tejido social, y cada uno tiene la labor de ir punto por punto, en mi pequeño círculo. Las actitudes se contagian y cuando uno tiene la experiencia de tratar a alguien con cariño uno recibe cariño. Lo mismo pasa con el respeto.

Entonces ¿Cuál es mi motivación para empezar?

La felicidad. Es decir, darme cuenta que esta situación es incómoda y nos hace infelices; no podemos crecer.

¿Qué puedo hacer? Porque mirar al otro con cariño, está absolutamente a mi alcance.

Una conclusión

Como ahora nos miramos con desconfianza, y estamos tranquilos con la gente que piensa igual que yo, nos cerramos.

 Las redes sociales tienden muchísimo a crear tribus, burbujas, mirando a otros como si fueran marcianos, y nosotros los miramos igual.  

Todo se empobrece tremendamente. Estamos perdiendo un enriquecimiento mutuo por el miedo que sentimos mutuamente al no miramos con cariño.

Entonces ¿en dónde se empieza a vivir la estima? Una instancia es que al tener que estar con gente distinta, se puede tomar la decisión de empatizar una o dos veces por día.

Quizás si llegamos a situaciones extremas, o de tensiones, vamos a terminar empatizando por necesidad o por conveniencia. Seremos pro activos por las razones que sean y porque nos damos cuenta que es importante hacerlo.

Celebrar la diversidad, no significa abdicar de mis opiniones, la gente tiene derecho a ser diferente. Y esto no significa justificar lo que uno considera injusto.

Hay que separar la opinión, de la persona. Una cuestión es la persona, y otra es su opinión. No nos resignamos a dejar al otro como alguien ajeno, porque estamos convencidos de ser parte de una misma humanidad.

La palabra encuentro es la clave, se hace evidente la necesidad de hacer crecer la estima por el otro. Esta nos hace capaces de cambiar, de desear y participar en la búsqueda del bien común. Un bien común que no parte de lo general o abstracto sino de lo esencial. Y lo esencial es lo que realmente nos une, lo que descubrimos en la particularidad del otro con que nos encontramos. Solo esto nos permite celebrar la diversidad no como última y sutil renuncia a algo, sino como la posibilidad de descubrir en el otro lo esencial que nos constituye como persona.
Así, el otro y el instante se llenan de una posibilidad de bien que nos hace salir del estado en que comúnmente nos encontramos, como se decía en un encuentro sobre salud mental: «Vivimos pensando en el futuro y nunca estamos en el presente». Con un presente lleno de posibilidades nuestra persona vuelve a vivir en el ahora.


Fuente: Encuentro Santiago 2021/ Youtube/. Alejandra Carrasco es periodista por la Universidad Católica de Chile, y Doctora en Filosofía por la Universidad De Navarra. Profesora de Antropología filosófica, ética contemporánea y filosofía política en las universidades de los Andes, Adolfo Ibáñez, Andrés Bello, y desde el año 2002 en la universidad católica. Hizo pasantías en muchos países y su especialidad es la ética y la bioética.

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