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Virgen de la Merced: Protagonista de nuestra historia

“El 24 de septiembre es la fiesta de esta advocación de María, a quien levantan sus oraciones todos aquellos que perdieron su libertad, o luchan por su independencia”. El profesor e historiador tucumano, Luis Yanicelli, recuerda al General Manuel Belgrano, y también la batalla deLuis la que “hoy puede gloriarse la patria completa”.

Los tucumanos tienen una particular devoción por la Virgen de la Merced, que es la misma Virgen que viene acompañando a la ciudad desde el momento de su fundación en el primer asentamiento de Ibatín.

De origen español, esta advocación de la madre de Jesús, se le apareció en el siglo 12 al religioso San Pedro Nolasco para pedirle que fundara una orden que pudiera liberar a los cristianos esclavizados bajo el poder de los musulmanes.

Después, con Pedro de Mendoza, llegaron los primeros mercedarios a esta región. También lo hicieron acompañando a la corriente colonizadora que ingresó por el norte. Y a ello se debe que la devoción a Nuestra Señora de la Merced sea una de las más antiguas del país.

El general Manuel Belgrano la proclamó Generala del Ejército Argentino, y le hizo entrega de su propio bastón de mando después de la batalla de Tucumán, cuya victoria, que ocurrió en esta misma fecha, atribuyó a su protección.

Belgrano sabía de esta particular devoción de los tucumanos e invoca a Nuestra Señora de la Merced la experiencia bélica que iba a tener en la ciudad. Seguramente esto generó la confianza, la mística, y el espíritu de esta batalla popular, donde el pueblo, el hombre de a pie, es protagonista. El artesano, el ganadero, el pulpero, se levantan y dan este triunfo glorioso a Tucumán. Tal es así que en el parte de guerra Belgrano dice: “hoy puede gloriarse la patria completa, asistido por la Virgen de la Merced, bajo cuya protección nos pusimos”.

Como el enfrentamiento con los españoles había tenido lugar el mismo día 24 de septiembre no se pudo hacer la procesión. Entonces, el general Belgrano eligió el 28 de octubre para realizar la ceremonia en la que le otorga nombramiento de generala del Ejército. Esta tradición no la encontré en otras historiografías, solamente en la toma de Zaragoza en España.  Es que los signos de la batalla de Tucumán fueron muy fuertes.

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Una gran disparidad

El general Manuel Belgrano estaba al frente del Ejército argentino, disponía de 1.300 soldados recién incorporados, con escasa instrucción militar y pocos pertrechos; entonces debía afrontar a las tropas regulares del realista Pío Tristán, que contaba con 3.000 soldados, bien entrenados.

Pese a esa enorme disparidad, la victoria, lograda de manera inexplicable, favoreció a las fuerzas argentinas al mando de Belgrano, quien no podía creer que fuera verdad. La tradición conservó lo que él también les decía a las damas tucumanas: «Pidan al Cielo milagros, que milagros vamos a necesitar … «.

Y como hombre de Fe, no descuidaba a Aquel que es llamado Señor de los Ejércitos. Entonces, dirigió una proclama antes de comenzar el combate: «La Santísima Virgen de las Mercedes, a quien he encomendado la suerte del ejército, es la que ha de arrancar a los enemigos la victoria».

Como si fuera providencial, todo se ordenó de tal manera que los dos ejércitos se enfrentaron precisamente el día de la Virgen de la Merced. Según los historiadores como el sacerdote Cayetano Bruno la batalla fue un verdadero enredo, y confirma más aún la intervención del Cielo, es uno de aquellos acontecimientos que humanamente no tienen explicación de no entenderse bajo ese aspecto.

Finalmente, si la batalla fue algo improvisada a causa de tantos factores, no así los festejos con que después del triunfo se celebró tal acontecimiento, cuya figura central era también ahora aquella bendita Madre que había escuchado los votos y las oraciones de Belgrano y de la sociedad tucumana.

 

Fuente: Ministerio de Educ. de la provincia de Tucumán. Entrevista Youtube/ Yanicelli también es miembro académico del Instituto Nacional belgraniano.

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