Lo llaman Patrono del folklore argentino, vice patrono de América (porque la patrona es Santa Rosa de Lima) y Protector “de la unidad familiar”. Historia de un gran misionero.
Fuente: Ente autárquico de Turismo Religioso. Tucumán
San Francisco Solano es una de las figuras más grandes de la evangelización americana. Se lo llamó el «Taumaturgo del Nuevo Mundo» (algo así como el hechicero del Nuevo Mundo), por la cantidad de milagros que realizó. Había nacido en Andalucía, España, en 1549. Estudió con los padres jesuitas, pero siguió a la orden de San Francisco de Asís.
En 1589 llega al continente, recorrió y fundó distintos parajes por más de veinte años, desde Lima, Perú, hasta llegar a Tucumán, Santiago del Estero, el Chaco Paraguayo, y luego, el Río de la Plata, Santa Fe y Córdoba. Sus habilidades para la palabra y la música como también para entender las diversas lenguas de los nativos, lo hizo muy popular. Junto a su crucifijo llevaba siempre el violín con el cual lograba atraer su respeto y apaciguar a los más belicosos.
Los historiadores narran que San Francisco Solano llega a la provincia de Tucumán y permanece en el norte argentino entre los años 1590 – 1594. Pero, durante diez años debió recorrer toda esta extensa región porque lo habían designado custodio de los conventos franciscanos de todo el norte del territorio y del Paraguay. En este espacio levantó iglesias, fundó misiones, instruyó el evangelio y bautizó.
El Santo Calma la furia del Toro
Una obra del célebre pintor Murillo de 1645, reproduce uno de los momentos en los cuales logra amansar un toro usando su cordón franciscano en Tucumán. El animal había matado lastimosamente a algunos nativos y venía rápidamente por la calle en la que transitaba el padre Solano. El gobernador de la ciudad hizo señas a los hombres para que socorriesen al siervo de Dios. Pero el toro no se alborotó ni turbó al bendito padre, al contrario, se acercó a él mansamente, llevando su boca y olfato al cordón, mostró reverenciarle y, como si fuera una oveja, se apartó y pasó delante, con admiración del gentío.
El Gobernador, salió a recibir al varón de Dios y le dijo: ¿Así amansa los toros bravos, padre?, A esto respondió: “Gracias doy al señor de cielo y tierra por las mercedes que me hace, que cierto el toro iba enojado y llevaba los ojos muy encarnizados” Por esto, San Francisco Solano es también Patrono de los Toreros.
Reliquias del norte argentino
La casulla que usó San Francisco Solano durante su tarea misionera se puede ver en el convento de San Francisco de la ciudad de Tucumán. Fue elaborada con hilo de chaguar y finísimas filigramas de oro. Es una prenda ornamental con forma de guitarra que era utilizada por el religioso encima para la celebración de la Santa Misa. Fue confeccionada por indígenas del Perú y en su diseño se mezclan elementos relacionados con el mundo de los indígenas, motivos florales, el sol, bordado en oro, una gran serpiente, bordada en seda, todos juntos hacen de este trabajo manual una clara expresión de “transculturación”. Actualmente la Casulla se encuentra exhibida en el Museo de la Iglesia San Francisco.
En la vieja Celda Capilla puede observarse todavía hoy el tirante de madera que – según la tradición – el apóstol de América alargó milagrosamente para que pudiera concluirse el techado de su humilde morada.
De toda esta actividad tan prolífica, los santiagueños recuerdan al religioso franciscano con la frase: «Ahí tienen su río hondo». El santo se había detenido a rezar por la crecida del tramo fluvial del río Dulce, hoy llamado río Hondo, y las aguas crecidas bajaron una vez que levantara el cordón de su hábito franciscano.
Del suelo de esa ciudad brota solo agua caliente, más el único manantial de agua fría fue otorgado por san Francisco Solano, que la hizo surgir para que bebieran los antiguos pobladores de Río Hondo, hoy convertido en el parque temático Agua Santa.
San Francisco Solano fue declarado patrono del folklore argentino (1949). En nuestro folklore literario hay interesantes leyendas, poesías, obras de teatro, canciones, que aluden a su paso por nuestra tierra:
Zamba
Por el monte santiagueño un violín se oye sonar
es San Francisco Solano que a los indios viene a ayudar.
Con profunda fe cristiana, día y noche suele ir,
salitrales, cerros, valles hasta pisar suelo calchaquí.
Los pagos de Tucumán te recuerdan con amor
en tu celda se conserva la fe que infundiste en tu ardua labor
como homenaje del pago te canta Santiago su humilde canción.
Dejó el Santo su milagro, en el Dulce y el Salao
Las Padercitas y Esteco llantos y penas ha mitigado.
Llora el indio su plegaria, solo y triste espera el fin.
Padrecito San Francisco, vuelve, llévame al lado de tu violín.
(Letra y música: Fortunato Juárez. Youtube; Tradición Argentina)