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Habla al mundo de mi gran Misericordia

La fiesta de la “Divina Misericordia” impulsada por la religiosa de Polonia, Santa Faustina Kowalska cobra relieve en estos días a partir de la novena que comenzó el viernes santo.

Se trata de una celebración proclamada por el Papa San Juan Pablo II en el año 2000, ante la reconocida visión de la monja polaca que perteneció y fundó la orden de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia. A través de ella, el mismo Señor nos pide que tengamos plena confianza en Dios, y que “seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones…porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil”. La religiosa lo transcribe así en un diario personal que hace a pedido de su confesor.

Y nos cuenta que: «Dios es misericordioso y nos ama a todos … y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a mi misericordia» (Diario, 723).
En 2021 se cumplen exactamente 90 años de la primera aparición de Jesús a Santa Faustina Kowalska, la visión ocurrió el 22 de febrero de 1931 y en ella, le encomendó tres cosas:

• Predicar la Misericordia de Dios.
• Elaborar nuevas formas de devoción.
• Iniciar un movimiento que renovara la vida de los cristianos en el espíritu de confianza y misericordia.


La esencia de una devoción

Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla, la Novena; y confesarse y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta en el segundo domingo de Pascua.

Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: «Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina».

 La confianza es la esencia, el alma de esta devoción.

«Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar

Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad».

La misericordia define nuestra actitud ante cada persona: «Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia».

El amor activo hacia el prójimo: «Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio».

El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia
al día. «Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas».

Todo está escrito en el diario personal de la santa. Y la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».

Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la misericordia en la relación con los hermanos, también por hacer conocer este misterio, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores.

Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia, está presente hoy en 29 países del mundo.

Fuente: Congregación de Hermanas de la Divina Misericordia. Pág Oficial.

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