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Empezar desde el propio espacio

Nieves Tapia, fundadora y Directora del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario, busca adaptar su tarea “en estos tiempos de emergencia” y su equipo trabaja desde casa “para sostener la inmunidad comunitaria lo más alta posible” escribe. Como invitada al último encuentro del CONSUDEC, dijo algunas palabras que ahora suenan oportunas: Las escuelas católicas “necesitan actuar localmente” y con “un proyecto acorde a lo que la Iglesia nos pide, con la calidad académica y los mecanismos de inclusión que las familias esperan”.

Ante representantes legales de colegios de todo el país la conocida dirigente Nieves Tapia preguntó: “¿Qué rol tiene la gestión educativa para acompañar las propuestas del pacto que convocó el Papa Francisco?” Así planteó “saltar los diagnósticos” y tomar la idea central de su último documento destinado a la educación. “Él hace una lista de temas que muchas veces en el sistema escolar están como separados: el estudio y la vida, los docentes y los padres, la familia y la sociedad civil” por eso la docente e invitó “a buscar juntos soluciones”, tal como lo expresa el santo padre.

El rol de la gestión es indispensable.

“Exige un protagonismo particular de los equipos directivos. De ellos dependen tres cosas fundamentales: – qué tipo de educación ofrecemos –qué tipo de escuela somos – qué Pacto Educativo establecemos con nuestro entorno y la comunidad.

Pero hay otro tema que la universidad suele llamar el cuarto pilar, la gestión. En el caso de la escuela católica, digamos que el rol de este cuarto pilar es solucionar las esquizofrenias entre las materias, la pastoral y las fragmentaciones.

Justamente, quería mencionar que lo revolucionario del pacto educativo y de pensar la escuela desde la fraternidad y las alianzas, es la posibilidad de que pueda atravesar también las cuestiones más prácticas. Si damos testimonio, si somos una comunidad fraterna en las cuestiones económicas, y en cómo manejamos los vínculos con el personal, hasta el sistema de contratación.

¿Qué tipo de educación ofrecemos?

Lo que nos diferencia de la escuela pública, o de gestión privada no confesionales, es que ofrecemos una educación integral. Pero, entre las declaraciones de principios de nuestras escuelas y la vida cotidiana, hay algunas distancias. Porque si miramos hoy la educación en términos pedagógicos, podemos pensar como una pequeña evaluación que tan balanceado se presenta lo que dice el Papa, acerca de ella y la posibilidad de moverse sobre tres caminos; la cabeza, el corazón y las manos.

¿Cómo lograr que niños y adolescentes, puedan conectar lo que piensan con lo que sienten, y lo que hacen? Detrás de esto hay una serie de propuestas didácticas como la educación por proyectos, y otras ofertas. Pero ¿en qué medida están balanceados estos elementos? Nos tenemos que hacer estas preguntas porque como decía el educador catalán, Eduard Vallory, la inercia nos hace reproducir una educación obsoleta.

Pienso que el liderazgo educativo está en que podamos capacitar a los docentes para que puedan experimentar formas nuevas de enseñar. Porque en la escuela tradicional reina una cierta esquizofrenia, yo la llamo vidas paralelas, en el aula se aprende lo que manda la currícula, mientras lo que es el aprender a hacer, solo pasa en los ratos libres, o en lo que se encargan los de la pastoral, o catequistas. Sin embargo, hablo de la posibilidad de integrar en un mismo proyecto educativo solidario, cuestiones que en general andan por separado. Como por ejemplo, cito una escuela de Paraná donde los chicos utilizan sus conocimientos de informática no para aprobar el examen solamente, sino para enseñarles a los abuelos que tienen al lado de la escuela a usar el correo electrónico, o skipe, y conectarse con sus familias que están alejadas.  En este proceso no sólo ponen en juego su conocimiento de informática de manera pertinente, sino que además desarrollan competencias comunicacionales, solidaridad, y empatía. La teoría nos dice que el aprendizaje en base a proyectos debe verificarse, y en este caso, para el prójimo.

Pienso que el liderazgo educativo está en que podamos capacitar a los docentes para que puedan experimentar formas nuevas de enseñar. Porque en la escuela tradicional reina una cierta esquizofrenia (...) en el aula se aprende lo que manda la currícula, mientras lo que es el aprender a hacer, solo pasa en los ratos libres, o en lo que se encargan los de la pastoral, o catequistas.

¿Qué tipo de escuela somos?

En el imaginario que todos los educadores tienen, la comunidad es un espacio claramente delimitado, dentro del cual está el aula. Una vez que cierro la puerta, el vínculo particular y frágil entre el educador y educando.

Pero también sabemos que la escuela no son solo los directivos y los docentes. A mí siempre me sirvieron como cristiana los textos de los hechos de los apóstoles “todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común” y Tertuliano, uno de los primeros padres de la Iglesia decía que los paganos reconocían a los cristianos porque decían de ellos: miren cómo se aman. Para mí siempre fue un examen de conciencia entrar a la sala de profesores y ver si la primera experiencia que sale a la luz es cómo compartir nuestros saberes, los tesoros de conocimiento, uno con otros. Creo que el pacto educativo bien entendido empieza por casa, construir un clima. Sobre esta base me parece que podemos re pensar el concepto de comunidad educativa, que internet reduce a gestión institucional. Es decir, la escuela que expande sus fronteras al conjunto de la comunidad. Esta idea rompe paradigmas porque implica el barrio, paraje, o territorio, y puede ser pura teoría o una cuestión práctica.

Hablando de inercias, una de las más pesadas que traemos es el enciclopedismo, o la del templo del saber, como diría Sarmiento, que cree que la comunidad educativa vive en una burbuja. Como decía la directora de una escuela de mi barrio, cuando los chicos estaban trompeándose en la vereda de la escuela, entra una colega a avisarle, entonces ella le contesta, si están en la vereda no están alcanzados por la responsabilidad jurídica… (La idea de la escuela como espacio cerrado, donde los problemas de afuera no son nuestros).

La inercia de este modelo de escuela como isla todavía existe.

Una institución educativa debería tener raíces fuertes en su territorio, estar conectada con lo que pasa en su barrio, sus organizaciones, y por supuesto, las personas. Es para preguntarse cerca de qué modelo estamos; cómo es nuestro tejido social en la zona y qué podemos hacer para enraizarnos más y trabajar en el pacto educativo.

Una institución educativa debería tener raíces fuertes en su territorio, estar conectada con lo que pasa en su barrio, sus organizaciones, y por supuesto, las personas

La aldea educativa, (que toma de un viejo proverbio africano el Papa Francisco) involucra a diferentes tipos de organizaciones, y, si en nuestro barrio hay otras instituciones educativas, estatales o de otras confesiones religiosa ¿tenemos vínculos? ¿podemos hacer sinergias en algunas cuestiones más allá de competir por la matrícula?  Recuerdo una escuela parroquial que quería hacer actividades solidarias, y pidieron asesoramiento a la CLAYSS. A nadie de los profesores que quería involucrarse en proyectos solidarios se les ocurrió que a los primeros que podían consultar para saber qué se necesitaba, eran a Caritas de la Parroquia. Estaban al lado. A veces organizamos el viaje solidario al interior, porque resulta más atractivo el prójimo lejano que el prójimo cercano…

En un mensaje a los educadores, durante un encuentro en Quito en 2015, el Papa Francisco hizo una pregunta impactante: ¿Cómo entra en el currículo, o en las distintas áreas del quehacer educativo la vida que nos rodea, con sus preguntas, sus interrogantes, sus cuestionamientos?  No sólo apuntó si nos sentimos responsables por esos chicos y si somos capaces de estimularlos a no desentenderse con la realidad que los circunda, sino que dijo: hay que sacarlos del aula, su mente tiene que salir del aula, su corazón tiene que salir del aula. Es un ida y vuelta, tenemos que ser una iglesia en salida, pero también dejar entrar lo que pasa en nuestra vida educativa.

Contribuir a la casa común

 La educación ambiental está de moda, pero podemos contribuir con el modelo educativo de la inercia o con experiencias que se pueden contar.  (Los invito a ver ejemplos de proyectos solidarios en la página web de la CLAYSS)

En estos proyectos, la comunidad es parte del espacio donde se aprende. En este sentido, la aldea educativa asume la realidad que la rodea y nuestros estudiantes pueden aprender cosas que no siempre se aprenden de los libros.

Afuera hay gente interesada con la que basta entrar en diálogo.

Y como dice el Papa, no vamos a cambiar el mundo si no cambiamos la educación.

 

Fuente: Intervención de Directora de la CLAYSS. Jornada de Rep Legales. 57 CREC.Teatro Metro, La Plata.

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