Guillermo César Elías
Maestro Bibliotecario del Colegio Champagnat. Discófilo, Coleccionista. Locutor Nacional de Radio y TV, Profesor de Enseñanza Primaria y Bibliotecario Nacional. Profesor de las Cátedras de: “Historia del Libro y de las Bibliotecas”, “Psicología, Estética y Formación del Lector” y “Documentación” en la Escuela Nacional de Bibliotecarios de la Biblioteca Nacional. Es autor del libro “Historias con Voz: Una Instantánea fonográfica de Buenos Ayres a principios del siglo XX”. Es miembro de Número de la Academia Porteña del Lunfardo.
“A diferencia de la biblioteca física, hoy el acervo digital mundial debe estar disponible en el aula”, pero, “¿estamos preparados?” pregunta el profesor Guillermo Elías, Maestro Bibliotecario del Colegio Champagnat.
La profesión de bibliotecario fue privilegiada por mucho tiempo, pues su inmensa tarea, la que nos permitió a los hombres llegar hasta aquí, estuvo siempre rodeada de lo más noble y distinguido del entendimiento humano.
Hoy, por las nuevas tecnologías, este privilegio lo comparte con el resto de los individuos. A solo un clic, se nos representa una biblioteca universal tan vasta que no podemos imaginar su magnitud. Una biblioteca multimedia, que hoy se convierte en extensión planetaria de nuestros sentidos, brindando una lectura cada vez más completa, real y concreta.
Casi sin darnos cuenta, estamos frente a la revolución más crucial de nuestra civilización, un paso fundamental que nos lleva de la tecnología analógica a la digital. Esto implica que en una semana se produzca más información que en los últimos cuatrocientos años. Que en un día de nuestra vida, presenciemos más cambios y acontecimientos que un individuo de la Edad Media en cuarenta años.
¿Estamos preparados?
O es tan vertiginoso el cambio que no nos permite detenernos para examinarlo. A diferencia de la biblioteca física, hoy el acervo digital mundial debe estar disponible en el aula. Esto permite ahorrar tiempo y encontrar variedad de documentos en distintos soportes.
Debo aclarar aquí que tanto la biblioteca primaria como la secundaria, ha sido superada en calidad de información por el soporte digital, siendo su superviviente el área de Literatura, que aún resiste, dada la intensidad con que los docentes y el estado defienden al soporte papel. Internet optimiza los recursos, antes sólo disponible en soporte papel, y abre un abanico de nuevas formas de lectura mucho más atractivas y cautivantes.
El objeto de la escuela será: formar individuos competentes en el manejo de herramientas digitales, y la institución deberá adecuarse. El tiempo ahorrado estará destinado a la creatividad, al debate, a la opinión, al respeto por el otro, a la cooperación y al trabajo en equipo, a la formación de lectores competentes, críticos y a educar en la selección de información, en síntesis: a “Pensar y Razonar”.
Los alumnos, podrán investigar, aplicar el método científico, producir sus propios textos y presentarlos en diferentes formatos, es decir que participarán de manera activa en la reelaboración y construcción del conocimiento. Terreno que antes pertenecía solo al ámbito académico.
La escuela, debe educar en la felicidad, y el hombre siempre ha estado en su constante búsqueda. Es en esta sociedad digital, donde cada individuo ha tomado conciencia de que su tiempo es valioso y limitado, que no puede perderlo miserablemente. Que la lectura obligatoria, es un mal sueño. Que leer un libro por placer es todo lo contrario. Que tomar un libro y dejarlo de leer en la segunda página es su derecho. Que hay demasiado por recorrer y hay que saber seleccionar.
Dispondremos entonces de un interesante tiempo libre, que podremos emplear en gozar de una lectura que implique a todas las artes: aprender a escuchar, disfrutar de la música, comprender las complejidades de un mapa manuscrito o satelital, visitar virtualmente el museo del Louvre, o simplemente espiar el planeta Tierra en directo desde la Estación Espacial Internacional… el mundo está en nuestras manos.
Disponemos de audiencia, los alumnos de las escuelas, será cuestión de encontrar un tema y salir a disfrutar de esa excursión virtual con ellos. La educación bilingüe probablemente en poco tiempo entrará en decadencia, cuando los traductores se vuelvan más confiables, sin ir más lejos ya existen aparatos de mano que traducen en tiempo real más de treinta idiomas, lo que nos convierte, sin serlo, en políglotas.
El objeto de la escuela será: formar individuos competentes en el manejo de herramientas digitales, y la institución deberá adecuarse. El tiempo ahorrado estará destinado (...) a “Pensar y Razonar”.
El objeto de la escuela será: formar individuos competentes en el manejo de herramientas digitales, y la institución deberá adecuarse. El tiempo ahorrado estará destinado a la creatividad, al debate, a la opinión, al respeto por el otro, a la cooperación y al trabajo en equipo, a la formación de lectores competentes, críticos y a educar en la selección de información, en síntesis: a “Pensar y Razonar”.
Los alumnos, podrán investigar, aplicar el método científico, producir sus propios textos y presentarlos en diferentes formatos, es decir que participarán de manera activa en la reelaboración y construcción del conocimiento. Terreno que antes pertenecía solo al ámbito académico.
La escuela, debe educar en la felicidad, y el hombre siempre ha estado en su constante búsqueda. Es en esta sociedad digital, donde cada individuo ha tomado conciencia de que su tiempo es valioso y limitado, que no puede perderlo miserablemente. Que la lectura obligatoria, es un mal sueño. Que leer un libro por placer es todo lo contrario. Que tomar un libro y dejarlo de leer en la segunda página es su derecho. Que hay demasiado por recorrer y hay que saber seleccionar.
Dispondremos entonces de un interesante tiempo libre, que podremos emplear en gozar de una lectura que implique a todas las artes: aprender a escuchar, disfrutar de la música, comprender las complejidades de un mapa manuscrito o satelital, visitar virtualmente el museo del Louvre, o simplemente espiar el planeta Tierra en directo desde la Estación Espacial Internacional… el mundo está en nuestras manos.
Disponemos de audiencia, los alumnos de las escuelas, será cuestión de encontrar un tema y salir a disfrutar de esa excursión virtual con ellos. La educación bilingüe probablemente en poco tiempo entrará en decadencia, cuando los traductores se vuelvan más confiables, sin ir más lejos ya existen aparatos de mano que traducen en tiempo real más de treinta idiomas, lo que nos convierte, sin serlo, en políglotas.
El futuro pide actualización
El docente y el bibliotecario serán mediadores en esa tarea democratizadora en la que se consideren los distintos puntos de vista, la pluralidad de ideas, la lógica de la hiper textualidad y la lectura postmoderna. Enseñar búsquedas en internet con resultados relevantes, a navegar seguros, a evitar el grooming, a detectar las noticias falsas, y a confrontar las fuentes.
Educar: el ver y el escuchar, fomentando una verdadera inteligencia colectiva. Junto a sus alumnos los docentes formarán la llamada “sociedad educativa”, en la que todos son sujetos de aprendizaje. Una cualidad que podrán desarrollar estas nuevas generaciones, será la de reaprender, es decir olvidar de lleno tecnologías anteriores para experimentar con curiosidad y sin nostalgia las nuevas propuestas tecnológicas. Este re-aprendizaje será constante debido al vertiginoso cambio al que nos somete la realidad.
Las instituciones deberán estar atentas a los requerimientos técnicos y al ofrecimiento de un ininterrumpido proceso de capacitación que cubra las expectativas de logro. Y una eminente reformulación de los programas, destinados a la formación de profesionales docentes.
Lo cierto es que no solo el papel está en franco proceso de digitalización, todos los otros soportes le acompañan en esta frenética transformación, pero sí es el único resistido. Nadie siente tristeza por la digitalización de un film original en celuloide o nitrato, ni la de un disco de vinilo, por el contrario, estas acciones son muy apreciadas.
Sólo el producto final de este tipo de escuelas, es decir, alumnos altamente digitalizados serán bien recibidos por una sociedad complejizada, con una demanda laboral cada vez más exigente en este sentido, donde el trabajo muscular tradicional tiende a desaparecer por completo.
Si obramos en la aplicación de esta nueva concepción de la educación, estaremos a la altura del momento histórico, no desperdiciemos el valioso tiempo de una niñez, que cuando crezca, ya atareados con otros desafíos, tal vez más complejos que los nuestros, sabrán agradecer lo que hicimos por ellos.
Se me ocurre aquí un pensamiento “El tiempo es mensurable, la necedad, la negligencia y la indiferencia, no”.
Asistimos a una coyuntura que exige imperiosamente de nosotros y del estado, nuestro mejor esfuerzo. A ello debemos sumar una inversión que allane todo escollo, para finalmente educar a ese nuevo ciudadano con competencias acordes al siglo XXI.
El hombre, a lo largo de la historia ha demostrado a través de sus acciones que es capaz de producir un poema o una escultura, pero también ha concebido grandes desgracias para sus congéneres y su medio. Parece que inclina la balanza lo primero, de otra manera no estaríamos aquí, ni nuestras bibliotecas estarían atestadas de libros. Creo que todo hombre de bien, está llamado a dejar este mundo un poco mejor de como lo ha encontrado.