“La capacidad de una persona para moverse de manera inteligente en la sociedad de la información, va a depender de su habilidad atencional” explica el maestro español Gregorio Luri, un pedagogo que hace reflexionar a muchos educadores en su país. Está convencido que “el dominio de la atención, es el nuevo cociente intelectual” de esta época.
El profesor Gregorio Luri publicó más de veinte libros, e hizo el prólogo del último ensayo que Ediciones Encuentro de España, le dedica a la educación. “Vivimos rodeados de tanta información – expresa- que estamos como peces en el agua, que nunca se han parado a pensar que están dentro del agua”. Es la voz de un maestro orgulloso de su trabajo, que al hablar del progreso de la sociedad y de los desafíos que afrontamos, critica “las pedagogías bonitas” y la educación que “adhiere algunas fórmulas o discursos, pero que no ahonda en su significado”.
Entonces afirma la necesidad de educar la atención y asegura que la música, las matemáticas o la lectura son recursos efectivos para lograrlo. Uno de sus temas predilectos es la influencia de la cultura tecnológica actual: “Sí. Hay una neurosis, – dice – estamos tan envueltos en esta cultura, que parece que para cada problema hay una respuesta precisa, y finalmente hacemos esa traslación de lo tecnológico a lo humano”.
Este maestro sostiene “que no hay otro sustituto para la educación que el sentido común, es decir, tu propia experiencia”. Por eso pide a padres y docentes “que tengan confianza en sí mismos” aunque a veces se equivoquen. Entonces explica que: “En las cosas humanas la urgencia por actuar, acostumbra a ser mucho mayor que la inteligencia disponible para resolver los problemas que tenemos delante… Y la prudencia, como arte de aplicar lo pasado a lo que es nuevo, genera duda. Me parece que lo importante es no dramatizar; la duda es elemental en las relaciones humanas…”
Gregorio Luri tiene 63 años, y estudió Magisterio en Pamplona, describe que “hoy asistimos a la sustitución de los modelos educativos basados en la campana de Gauss, como criterio para evaluar la inteligencia, por la atención personalizada” pero señala que “este discurso que parece funcionar muy bien, llevado a la práctica nos encontramos con la incertidumbre”.
“Si bien es cierto que cada uno de nosotros tenemos algo específico; -dice – detectar exactamente en que consisten esas capacidades significativas y no anecdóticas y encontrar las maneras de tratarla no es nada fácil. Hoy no se puede resolver el debate sobre los talentos de un niño, si son debidos a su naturaleza o desarrollo…” acotó.
El docente plantea que para que haya posibilidades de desarrollar el talento, es necesaria la capacidad atencional. Concentrarse en lo que se está haciendo e insistir en su desarrollo.
“Hoy hay muchísimos talentos malogrados por la falta de atención e insistencia. Y nuestro estado, es como el de un mamífero que está en la sabana, y necesita tener conciencia de todos los puntos del horizonte, por si hay algún depredador. Para poder desarrollar un talento propio, tenemos que enfocar la mirada, retraerla del horizonte, concentrarla en un punto y mantenerla”
Gregorio Luri Medrano
La influencia de las nuevas tecnologías en educación
Hay que ser extremadamente humilde cuando tratamos este tema. Las tecnologías tienen un ritmo de desarrollo mucho más acelerado que nuestra capacidad para analizar sus consecuencias. Además, pienso que ellas agregan un elemento de incertidumbre en el medio que nos movemos, y esto hay que compensar con algunas certidumbres o un conocimiento de base. Es decir, estoy convencido que la relación humana que tiene mayor calidad pedagógica es cara a cara. Cuando nos situamos así tu puedes estar en desacuerdo con lo que yo diga, pero enseguida captas si estoy fingiendo. Veo los micro gestos que nos recorren, y tu asentimiento, interés o duda. Si en la escuela sustituimos la relación cara a cara, digo sustituir, no completar, creo que hay una pérdida.
Pienso que todavía faltan estudios serios sobre las tecnologías y al mismo tiempo ningún colegio que quiera sobrevivir, puede renunciar a su introducción. Creo que hay que pontificar poco y estar abierto al aprendizaje de nuestras propias experiencias. Porque el problema de la educación es la facilidad con la que nos rendimos a ideas bonitas.
¿Qué significa que un niño domine su capacidad de atención?
Creo que nuestra atención es caprichosa en todos los casos, y le gusta buscar rendijas por las cuales escabullirse para mirar cosas más interesantes. Nos habituamos a escapar, como la mente vagabunda.
La diferencia está en que unos, al darse cuenta de que se han distraído, vuelven a lo que estaban haciendo, mientras que otros se dejan llevar por el flujo de la distracción. En pedagogía creo que es útil la definición que voy a dar: la atención es la capacidad de retorno. El retorno inmediato a lo que estábamos haciendo. Sabemos que nadie se domina tanto a sí mismo para garantizar, que no se va a distraer; por eso hay herramientas que educan la atención. Los recursos propiamente humanistas que ayudan, son la música, las matemáticas, al plantear hipótesis, y analizar vías de resolución, o también la lectura lenta. Subrayo “lenta” porque es el hábito de reducir el foco de gran angular, a un objetivo. A concentrarse y habituarse. Por eso, estoy convencido de que el nuevo dominio de la atención es el nuevo cociente intelectual, y lo puedo explicar de esta manera:
Hace unos años se equiparaba la sociedad de la información con la sociedad del conocimiento y se utilizaban indistintamente ambos conceptos. Hoy sabemos que no es así, porque el exceso de información puede dificultar el conocimiento. Estamos rodeados de tanta información que vivimos como peces en el agua que nunca se han parado a pensar que están dentro del agua. Entonces para que la información se pueda transformar en conocimiento, son necesarias dos cosas: capacidad atencional, es decir, seleccionar de la información ambiental, lo que es oportuno, y después insistir en desarrollarla.
Una persona para moverse de manera inteligente en el medio de la sociedad de la información va a depender de esto. Recién hablaba de la lectura, creo que es algo sagrado. Estaré siempre agradecido a la biblioteca que me encontré en los capuchinos de Alsasua, a donde descubrí a un escritor fascinante; Emilio Salgari. Entonces tenía diez años, pude entrar en un barco, y vivir aventuras. Si un niño puede emocionarse con estas lecturas quiere decir que hay constantes antropológicas; o lo que yo llamo el descubrimiento de algunas permanencias en el ser humano. Esto nos permite mantener vivo un diálogo intergeneracional. Pero además un buen texto nos pone palos en la rueda, hace consultar el diccionario, o estructuras que no acabamos de entender.
En esto reconozco una palabra que nos mete en un lío tremendo, es la voluntad. Hay que reivindicarla porque el sustituto que hemos encontrado es interés. Y tendemos a pensar que la responsabilidad de nuestro interés, depende de otros. Por ejemplo, del maestro que tiene que hacer de todo para interesarnos. Mientras que la voluntad es la capacidad de seguir con lo que estabas haciendo, aunque no sea interesante. Psicológicamente, es superior el concepto de voluntad, al de interés.
Una mirada sobre las pedagogías progresistas
Yo analizo a John Dewey y tengo dudas sobre sus teorías acerca de “que la motivación sea el motor del aprendizaje”. Porque nunca, nunca podemos perder la capacidad de mirar alrededor, y ver cómo funcionan las cosas. Y más aún, no podemos dejar de ver en la superficie de las cosas, lo que es importante, la gente que está a nuestro alrededor y cómo se comporta. Entonces dices, en la práctica: ¿es el interés el motor del aprendizaje o es el aprendizaje el motor del interés?
El novicio que comienza una actividad siempre se distrae más y le cuesta aprender, más que al experto. El experto tiene un back ground de conocimientos, un fondo que le lleva a comprender mejor, a relacionar y, por lo tanto, a moverse en un campo con mayor facilidad. Mientras que, un novicio tiene dificultades, y se dispersa. No se puede olvidar la importancia del conocimiento como fuente de atención, además es un gran dinamizador del interés. Y es necesario para comprender la actividad pedagógica.
A raíz de este tema tuve una discusión con un directivo escolar que planteaba desarrollar métodos para remplazar el estudio memorístico. Me resultó inconcebible. Porque si lo aprendido no está en la memoria … ¿en dónde está? La capacidad de amplificar nuestra memoria se desarrolla de manera espontánea. El esfuerzo personal de concentración, de enfrentarte a una dificultad, no tiene sustituto. También hay que decir que no hay sustituto para la satisfacción de un problema resuelto. Y la felicidad de progresar.
Fuente: Gregorio Luri Medrano es licenciado en Ciencias de la Educación y doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Obtuvo varios Premios Extraordinarios por estas carreras y publicó, a través de Editorial Planeta, libros de política, filosofía y pedagogía, entre ellos La escuela contra el mundo (2010), Introducción al vocabulario de Platón (2011), Erotismo y prudencia (2012) y ¿Matar a Sócrates?.