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Novedades

El arte de mediar una buena lectura

La literatura infantil – juvenil como primer contacto de una persona con la creación literaria, tiene espacio en el aula. Pero la cuestión es si las novelas para jóvenes comentadas en las redes ¿puede ser parte del diseño en el proyecto lector de una escuela?

La literatura infanto juvenil está ganando terreno en el aula, no así la llamada Young adult literature , literatura para adultos jóvenes. Estas novelas, circulan en otros contextos de mediación como las bibliotecas, los clubes de lectura y especialmente son textos que leen y comentan los booktubers, blogueros y bookstagrameros.  ¿Puede la llamada “yalit” ingresar al aula?

El dilema es si esta literatura puede ser parte de un canon escolar o de un diseño de proyecto lector en la escuela. La escuela debe abrir a la literatura con mayúsculas, esto dicho entre comillas porque la literatura es literatura sin adjetivos como dice María Teresa Andruetto. Tendríamos que preguntarnos: los textos que leen los chicos, y que ellos mismo seleccionan, comentan y comparten ¿es literatura?

La yalit es un espacio dentro del campo de los libros para jóvenes, que existe desde hace tiempo, y estalla como fenómeno en el siglo XXI después de tres hechos fundamentales: El primero es el derrumbe de las torres gemelas que provocó una ruptura con el mundo como se conocía, y produjo un verdadero tembladeral que cambio su precepción. El segundo es la apertura a otros discursos de otras culturas, sobre todo la oriental. Y el tercero es la publicación de Harry Potter que abre, favorecido también por las redes sociales, canales de comunicación con otros, y la posibilidad de conversar con conocidos y desconocidos, de las historias que emocionan.

Hay una generación de jóvenes que creció con esos personajes que también crecían con ellos y planteaban los mismos problemas que todo adolescente tiene y que se puede sintetizar en la búsqueda de la identidad. Con el fenómeno de Harry Potter nacen las comunidades de lectores de la mano de los “fans fiction”, textos de ficción a partir de la lectura de esos libros y producidos por los mismos lectores. Se desarrolló el fenómeno de una lectura de masas y el libro se convirtió en un objeto de consumo.

El joven pasa por una etapa de la vida que necesita nombrarse, es decir conocerse. La adolescencia es un acto de migración dice Fredy Goncalvez da Silva en su blog Pez linterna. La adolescencia y la primera juventud es un viaje de un lugar a otro, de la infancia a la adultez, habitan un espacio de crisis.  Por esto son lectores en tránsito.

Frente a estos jóvenes ¿qué desafío tenemos los mediadores de lectura, los docentes, y profesores de literatura?

Los diseños curriculares dicen: Luego de leer /compartir un texto literario deben generarse espacios de intercambio oral a partir de las obras leídas…es importante que, en estos espacios de intercambio, los alumnos puedan expresar libremente lo que la obra leída les produjo, evocó, que los conmovió, qué les disgustó. Para que ello sea posible, el docente deberá intervenir como mediador para que la palabra circule y se puedan compartir experiencia y sentimientos, cada vez con enunciados más precisos y ajustados a lo que se desea comunicar. (Diseño curricular para la enseñanza primaria y secundaria.  Dirección General de Cultura y Educación. Pcia. de Bs. As)

Hablar bien sobre los libros es una actividad en sí muy valiosa, pero también es el mejor entrenamiento que existe para hablar bien sobre otras cosas. De modo que, al ayudar a los niños a hablar bien de sus lecturas, los ayudamos a expresarse acerca de todo lo otro que hay en sus vidas. (Aidan Chambers.)

Entonces, nos podemos preguntar ¿qué textos literarios serán más adecuados para generar diálogos que lleven a buenas conversaciones? Conversaciones que no tienen que ver con estructuras narrativas, tipos de narrador, o usos del lenguaje ¿Cómo abrir los horizontes de los lectores jóvenes?

La literatura representa un punto de intersección entre el mundo del texto y el mundo del lector, decía Paul Ricoeur.  La escuela ideal es la que activa las ganas de leer en los chicos para conocer, pensar, y dar que hablar. Pero, sobre todo, es la que trasmite una pasión por los libros, explica Silvina Marsimian, en “Leer con adolescentes”. Ed. Aique educativa.

La lectura los atrapa y los emociona cuando les permite liberar sus fantasías, identificarse con héroes que hacen hazañas inmensas y salvan el mundo, sufrir con los amantes desdichados, compartir las debilidades o problemas cotidianos de los personajes, compartir la búsqueda del significado de la vida, vibrar con lo que vibra un joven, conocerse y entenderse.   Es lo que encuentran los jóvenes en la “Yalit”: Historias de amor.  Aventuras, realismo, fantasía. Lazos y vínculos entre jóvenes y adultos. Temas de actualidad:  Migración, exilio, redes sociales. Problemas de su edad: búsqueda de la identidad. Personajes marginales. Personajes en grupos o bandas.

 

Las sagas distópicas o de fantasy.

 

Gemma Lluch, especialista en literatura para jóvenes, dice que las sagas distópicas es una literatura que no engaña. Son libros que no tienen pretensión de literatura. Libros que dicen: léeme que lo pasás muy bien y establecen ese contrato con sus lectores. Lo que engancha es el estilo narrativo muy audiovisual. A veces, el narrador es en primera persona y describe lo que va aconteciendo. Son de lectura rápida que impulsa a llegar al final: atrapante. Se proponen como una actividad de lectura afectiva y visceral.

Sin embargo, detrás de estas sagas no hay solamente una historia de lectura ágil. Hay un mundo narrativo que expresa los valores y los deseos de sus jóvenes lectores.  Por ejemplo, en Los juegos del hambre, se describe un mundo en el futuro en que los sueños están cancelados. Su protagonista ocupará en lugar de su hermana en un juego-espectáculo y eso hará que pueda ser la salvadora de su mundo.

En general, las protagonistas son casi todas mujeres -el 80% de los lectores son mujeres- y son heroínas, en el sentido más clásico de la palabra héroe. Los o las protagonistas son jóvenes que luchan por salvar el futuro o como en Crepúsculo (Meyer, 2005) se juegan en el amor a un ser extraño y luchan por defender ese amor diferente, luchan por lo que creen valioso para la vida.

Las sagas distópicas, son portadoras de valores y expresan una visión positiva del papel de los jóvenes en el mundo: solo ellos podrán rescatar y construir un mundo mejor.

En general se puede afirmar que las temáticas más frecuentes son:

  • Mundo con un futuro cancelado. – Construcción de un mundo mejor. – Amor entre seres extraños. – La búsqueda del propio destino. – La libertad frente a los mandatos familiares. – Enfrentar temas sensibles como el medio ambiente, la paz del mundo, los problemas de las migraciones.

La saga Crónicas lunares de Marisa Meyer, por ejemplo, está compuesta por cuatro libros: Cinder, Scarlet, Cress y Winter, personajes femeninos que se ven envueltas en la lucha contra Levana, la reina malvada de Luna. Una saga en la que hay de todo: geopolítica, amores, guerras, batallas, traiciones, lealtades puestas a prueba.

 

La lectura y la conversación literaria en el aula.

 

Leer no es únicamente ser capaz de decodificar un texto. Leer supone interactuar con el texto aportando en dicho proceso los conocimientos y experiencias que posee el lector para comprender e interpretarlo, utilizarlo y reflexionar sobre él.   

Hablar sobre literatura es compartir una forma de contemplación, es establecer un diálogo íntimo.  Es una manera de dar forma a los pensamientos y emociones compartir los significados que se construyen a partir del texto. Los diseños curriculares actuales también sugieren que las clases de literatura se conviertan en conversaciones alrededor de los libros. Preguntar y comentar todo aquello que sea de su interés en referencia a lo leído y escuchar, emitir opiniones, sensaciones, en forma cada vez más clara y precisa. Establecer relaciones entre textos leídos. Poner en juego saberes previos acerca del mundo. Construir significados con otros lectores. (Según el Diseño Curricular de CABA y Pcia. de Buenos Aires).

Entonces uno de los recursos para que las clases de literatura se transformen en verdaderos diálogos sobre los libros y sobre nosotros lectores es elegir, en la medida de lo posible, alguna de esas obras que los mismos chicos leen por fuera de la escuela, aventurarnos nosotros en su lectura y proponerlos.

 

Guías de lectura: instrumento de profundización y diálogo

 

La lectura en el aula requiere de un método diferente de la lectura en otros espacios, como la biblioteca. Porque estamos educando a ser lectores eficaces y no solamente a leer literatura. Entonces, seleccionar un libro o dos para el año y que todos los chicos lo tengan favorece las conversaciones, ellos valoran su libro personal. También pueden trabajarlo con sus notas, subrayados, emoticones, que no es más que resaltar lo que les conmueve.

Es un instrumento útil para desarrollar una conversación literaria que ayude a poner el acento no sólo en el texto y su historia sino también establecer relaciones con otros productos culturales, con otros libros de literatura más clásica y con la producción creativa propia.

A modo de ejemplo, se pueden desarrollar guías siguiendo estos pasos.

  1. Presentación del libro. Paratextos, autores, temas, actividades disparadoras, etc.
  2. Durante la lectura del texto: Diseñar la sesión de lectura de acuerdo a la extensión, grupo, lectura en voz alta, compartida. Detenerse en preguntas que también deberán estar diseñadas y tener en cuenta lo que surge de la lectura.
  3. Después de la lectura:
  4. Diseñar actividades de profundización estableciendo nexos con textos, consumos culturales (cine, cortos, series, música), noticias, otras materias, otros temas, etc.
  5. Diseñar propuestas de producción personal: escritura, book trailer, reseñas, galerías en las redes, recomendaciones, canciones, dramatizaciones.

Gloria Candioti.

Docente, escritora y especialista en Literatura infantil y juvenil.

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