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Editoriales

Discípulos y misioneros de la Belleza

P. José Alvarez
Presidente del CONSUDEC

Así como un artista en su obra transmite algo de sí, un modo de mirar, de interpretar y de comunicar a los demás la realidad que percibe -y dado que la obra y el conjunto de sus obras nos hablan de su autor, de su personalidad, de sus gustos, de sus sutilezas- de la misma manera la Obra de Dios nos habla y transmite algo de Él; y que cuánto más originales son sus obras con más claridad transmiten su Ser.

Entre las obras divinas, la Ssma. Virgen María es un ejemplo maravilloso de comunicación del Ser de Dios. La Concepción Inmaculada nos habla de una obra divina salida de la mano del Creador con todos los datos originales del autor y sin agregados externos. Su Virginidad nos cuenta de una mujer enamorada de su autor, y del modo como comunica su Ser en ella; es Virgen no solo por su inviolabilidad física, la que es signo de ese algo más de Ella, sino porque su corazón elige en cada momento de su vida la relación con el que la hace y le transmite su Ser: Virgen en la casa de Nazaret, Virgen en la misión de su Hijo, Virgen junto a la Cruz. Enamorada de la Obra de Otro que invade su vida comunicándole su Ser, su modo de mirar, de transmitir lo que Es, de contar a los hombres y a los seres celestiales las grandezas del Ser y Vivir de Dios. Un Dios cercano al hombre que nos enseña a mirar la vida, a reconocernos hechos por Otro, y a contagiar al mundo con sus vidas que se alegran del modo como el Dios autor se manifiesta y muestra en ellos. Todo lo suyo lo hace bello y bueno.

Así la escuela católica debe mostrar a los alumnos la mirada virginal sobre la vida, las relaciones con las personas y las cosas, aprendiendo a mirar al otro como alguien que no hago yo, pero que en el misterio de su vida me habla de Otro que lo hace y nos habla de Si a través de la aventura de su vida y de su ser.
Así nos invita a mirar la relación con la naturaleza y su cuidado, no solo para salvar el planeta, sino porque Otro me lo da, lo puso bajo mi cuidado, lo pensó para mí, y mis hijos, y todo esto para contarme como y cuanto me quiere. Para mostrarme su paternidad y su providencia y enamorarme de su rostro.

El cristiano antes que un ecologista es un enamorado de la relación con aquello que siempre cuenta algo del Misterio que se vuelve fascinante en cada momento de la aventura vertiginosa de la vida. Somos como María discípulos y misioneros de la Belleza.

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