Iniciamos las publicaciones de este año signado por el Jubileo de la Esperanza al que el Papa Francisco nos convoca.

Como nos dicen los obispos de la Comisión Episcopal de Educación en su mensaje por el inicio del ciclo lectivo, “la esperanza vence al miedo”. Ante la incertidumbre que atraviesa muchas veces el futuro e impacta sobre nuestro presente, la esperanza nos anima a continuar sembrando.

En estos días, hemos vivido la tragedia de la inundación en Bahía Blanca y los pueblos cercanos a la ciudad y hemos visto como en medio del dolor comenzó a surgir un sentimiento de esperanza en muchos de ellos que brotó de la solidaridad de tantas personas y comunidades que ante el dolor del otro se pusieron a trabajar para, de alguna manera estar cerca, acompañarlos, hacerles sentir que no estaban solos,

En nuestro saludo por el inicio de clases, recordamos el papel que tenemos como docentes de ser sembradores de esperanza. Nuestros estudiantes aprenden de nosotros a soñar un futuro mejor y a ser constructores de ese futuro, gracias a la confianza que somos capaces de trasmitirles, cimentados en nuestra esperanza.

Esperanza que “nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz” (Francisco, Spes non confundit, Bula de convocatoria del Jubileo ordinario del año 2025)

Esperanza que nos impulsa a generar siempre nuevas ideas, proponer nuevas estrategias, implementar nuevos proyectos, confiados que nuestra tarea tendrá como fruto el aprendizaje de aquellos conocimientos, habilidades y valores que son necesarios para la construcción de una comunidad.

Como siempre nuestra pretensión a través de esta publicación es generar la reflexión sobre aquellos desafíos que hoy enfrentamos en nuestras aulas, con nuestros estudiantes, en las realidades donde estamos insertos.

Sumamos este año la celebración del centenario de la creación del CONSUDEC. 100 años de una valiosa trayectoria al servicio de la educación. Es tiempo fundamentalmente de dar gracias por tantas personas que han aportado en distintos tiempos de nuestra historia a los desafíos de cada momento.

Durante este año realizaremos distintos gestos que nos ayuden a valorar lo realizado con el propósito de reconocer nuestro rol en este presente y proyectarnos hacia el futuro.

Ponemos esta celebración bajo el amparo de Nuestra Madre que, con distintas advocaciones a lo largo de nuestra tierra, se hace presente en la vida de nuestro pueblo y nos acerca a su Hijo.