“Las personas son el centro de la biblioteca; no los libros ni tampoco los servicios” ¿Cuál es el sentido de este espacio como “lugar de encuentro con los otros”? Una mirada de María del Carmen Ladrón de Guevara, Magíster en procesos educativos mediados por la tecnología quien desarrolla su actividad profesional en bibliotecas escolares de nivel medio y terciario; universitarias y públicas; compartiendo recursos y experiencias.
Quiero darles la bienvenida a la biblioteca como espacio de encuentro fraternal de la comunidad escolar. Lugar de encuentro formativo, es decir, con otros y también con la información. Pero ¿quiénes son estos “otros”? Son usuarios que representan a toda la comunidad: estudiantes que se reúnen para trabajar en equipo, hacer tareas o estudiar individualmente; y docentes en comunicación continua con ellos, en su trabajo de acompañamiento y orientación, viviendo y formando comunidad.
Las personas son el centro de la biblioteca escolar (no los libros ni tampoco los servicios), es muy importante sumar a las familias, padres y también a los abuelos. Con ellos podemos compartir los espacios, recursos, y experiencias. Dar igualdad de oportunidades a todos; con respeto por los demás, y también por los autores a través de su material bibliográfico y de la citación (citar, no apropiarnos de las palabras de los otros).
El diálogo tiene que estar presente desde que nuestros usuarios entran a la biblioteca. Porque hoy en escuelas y universidades se trabaja en equipo; entonces la biblioteca se presta para la investigación. Y para que sea un lugar de encuentro se necesita empatía, solidaridad, tiempo. Integridad.
Es un espacio físico, pero, en este último año y medio, ha sido digital. No importa. Para ambas propuestas tenemos que seguir procesos y establecer un puente o vínculo con nuestros usuarios.
El encuentro con la información. A ella apuntan nuestros usuarios para resolver una duda personal o tantas situaciones cotidianas de la vida escolar. Como vimos esta información puede ser en papel o digital, y para que el usuario se encuentre con ella, hacen falta algunos procesos que desarrollamos en la biblioteca, y que no se ven:
– Primero, tenemos que realizar estudios de usuarios. Son investigaciones que nos permiten ver que hay niños, padres o abuelos, a quienes no se puede brindar información de la misma manera. Estos estudios ayudan a reconocer la relación del usuario con la biblioteca, sus servicios, y su entorno. Entonces tomaremos decisiones acertadas al momento de planificar las acciones. No podemos decir: “mi objetivo es poner todos los libros en la estantería”.
El usuario en el centro. Es a quien tenemos que integrar o hallarse en este espacio. Al seleccionar el material de la biblioteca en conversación con docentes, estudiantes, directivos, o padres hay que tener en cuenta la autoridad e imparcialidad del autor. Investigamos si es un autor reconocido, si tiene formación y si sus obras están avaladas por alguna institución de jerarquía. También es importante su actualidad; porque la formación va quedando obsoleta en muchas áreas del saber.
Otras cuestiones tienen que ver con la calidad del papel, la organización de las ediciones, si tienen índices, ilustraciones, comentarios o notas. Este tipo de bibliografía nos da muchos datos, porque vemos si el autor ha investigado material actualizado.
La selección: ¿positiva o negativa?
La primera, nos ayuda a incorporar material a la biblioteca, mediante la compra; el canje, (que se da cuando nos relacionamos con otras instituciones) y la donación.
La selección negativa sirve para retirar producciones que ya no se usan (desde cinco años o más, o cuyo nivel de tratamiento no es acorde a lo que se pide hoy). Esta selección negativa se llama también descarte o purga, hay que hacerla porque la biblioteca no es un depósito de libros. Es un lugar vivo que satisface la necesidad de sus usuarios.
Hay que tener mucho cuidado, no podemos aceptar cualquier libro. Lo ideal es recibir un listado previo para visualizar lo que nos interesa, y no llevar tiempo de trabajo a los bibliotecarios.
Servicios: Orientación, acompañamiento, y sala de lectura
El servicio tradicional es el préstamo de libros y la consulta virtual. Pero también se da el encuentro formativo a partir de la alfabetización de la información que nos invade cada día. No se puede pensar que la biblioteca va a dejar de existir porque ahora está internet. No es así. Tenemos que ayudar al usuario a determinar su necesidad de información, y acceder a ella través de la búsqueda, para saber transformarla en conocimiento. La alfabetización digital es así.
La biblioteca como espacio de aprendizaje informal. Se pueden dictar talleres, actividades prácticas, enseñar idiomas o dar clases de apoyo a alumnos que lo necesitan. También puede haber entretenimiento de calidad entre bibliotecarios y usuarios, clubes de lectura, ludoteca, o cine debate en todos los niveles. Escuchar música, y tantos encuentros de entretenimiento que podemos imaginar y proyectar.
En función de todo esto, la biblioteca debe ser un espacio acogedor, con horarios amplios, antes o después de las clases, o en el contra turno para que sea aprovechada y disfrutada. Si no, es muy raro que una comunidad se acerque a la biblioteca, y que ésta se transforme en el lugar de encuentro fraternal que estamos tratando de propiciar.
Fuente: Síntesis de una intervención de un conversatorio organizado por la Junta de Educación Católica de Córdoba. Carmen L. de Guevara es Lic. en Bibliotecología y Documentación por la Universidad de Córdoba. Investigadora, docente y autora de numerosas publicaciones.
